Jacobo Mesías
No más horas extra gratis, gracias
El registro de la jornada de trabajo es un tema de actualidad que afecta a una amplísima cantidad de trabajadores (y que trae de cabeza a muchos empresarios). Concretamente en nuestra ciudad su repercusión es mayor que en otras urbes, debido a la particular composición de nuestro tejido empresarial, formado principalmente por empresas pequeñas y en su mayoría del sector servicios (más del 70% del PIB del municipio).
En mi afán por tratar este tema, durante las últimas semanas me dediqué a preguntar a conocidos y amigos por el método de registro horario que se empleaba en sus centros de trabajo, y para mi sorpresa, muchos todavía no lo habían implantado, y otros tantos lo llevaban a cabo de forma deficiente. Para más inri, en todos los casos consultados en que se venían haciendo horas gratis, nada ha cambiado.
Desde luego que esta particular encuesta personal dista mucho de ser representativa de nada, pero lo que sí está claro es que la ciudad del Lérez, con todos sus pequeños negocios y su riqueza hostelera es, sin lugar a dudas, un nicho de horas extra gratuitas.
Sin ir más lejos, este mismo mes vimos en la prensa cómo los propietarios de la panadería Abelleira, una de las más famosas de la ciudad, han tenido que desembolsar más de 250.000 euros a raíz de haber sometido a sus trabajadores a excesos horarios durante años.
Ni que decir tiene que el registro de la jornada no tuvo nada que ver. La investigación se inició mediante una denuncia ante la inspección de trabajo (método probablemente más efectivo).
Creo que sería un tanto utópico pensar que con el registro se destaparán casos como este, porque lo cierto es que si un empleado trabaja doce horas pero solo cobra seis, lo hace por necesidad, y por ese mismo motivo es probable que no refleje en un papel el horario real y efectivo.
Sin duda, ese es el mayor problema de esta medida: las posibilidades de "trampear" el registro son inmensas.
Esto a su vez me lleva a hacer una reflexión: la normativa es fácil de implantar, poco rigurosa y casi no tiene costes ¿Por qué arriesgarse a una multa de hasta 6.250 € por no llevarlo a cabo? No se puede perder de vista que la obligación de conservar el registro perdura durante 4 años, de modo que hasta que transcurra ese tiempo, el empresario podrá ser sancionado.
¡Cuánto más se tarde en empezar el registro, más tiempo se estará bajo la espada de Damocles de la inspección de trabajo!