Antón Cruces
El tercer grado: ¿Para qué quiere el dinero?
El tercer grado: ¿Para qué quiere el dinero?
Esta es la pregunta que la van a hacer a usted si se acerca a cobrar un giro inmediato a su oficina de Correos más cercana, pero vamos por partes.
¿Qué es un giro inmediato?
Verán, un giro inmediato es una solución práctica e inteligente para enviar y recibir dinero dentro del territorio español.
Paso 1: Supongamos que quiere mandarle 20 euros... bueno...esto es un supuesto así que no seamos tacaños. En mis supuestos no hay crisis. 50 euros...eso es... así está mejor. Supongamos que quiere mandar 50 eurazos a su hijo que estudia fuera de la ciudad, en Madrid por ejemplo. Usted da el nombre completo de su hijo (si lo sabe) y el dinero (si lo tiene) a la persona que le atiende en su oficina. ÿsta, a su vez, le brinda un código con una enorme sonrisa en la boca.
Paso 2: A continuación llama a su retoño que acaba de levantarse tras la resaca del día anterior (no se engañe, ambos sabemos para qué son esos 50 euros) y le recita la clave.
Paso 3: Dos minutos después su herencia genética se acerca a la oficina de Correos más cercana con su DNI y con la clave. Ya puede retirar el dinero. Inmediatamente. De ahí su nombre.
Hasta aquí todo correcto, pero resulta que para poder cobrar el dinero a su hijo le van a abrir una ficha, le van a hacer una fotocopia del DNI y le van a preguntar a qué se dedica. Aquí no acaba el tercer grado. El plato fuerte es la última pregunta:
¿Cuál es el motivo del envío?
La gente no da crédito y se cabrea, pero hay que tragar. Si usted se niega a dar cualquiera de estos datos a una persona que usted no conoce en una oficina presumiblemente repleta de gente desconocida, no se lo pueden pagar. La aplicación no lo permite. Y ya sabemos que hoy en día eso va a misa.
Da igual que usted le manden sean solo 20 euros para, por ejemplo, ayudarle a pagar el alquiler. Tendrá que explicar para qué le envían esa cantidad. Es un despropósito en toda regla. La "culpa" de esta situación parece ser que no es de Correos.
Esta es una de esas decisiones que vienen de arriba. ¿De arriba de dónde? ¿De Dios? Más abajo, me dicen. ¿Del Papa? Más abajo. Así, jugando un rato me entero de que esto es supuestamente una exigencia de la Ley de Prevención de Blanqueo de Capitales y de Financiación del Terrorismo. 42 páginas de obligada lectura, divertidas y en un lenguaje cercano y agradable para cualquier lector no ducho en términos legales.
En Correos tienen claro que hay que hacer estas preguntas porque se lo exigen, pero NADIE me sabe explicar dónde pone la ley de marras que hay que actuar así y mucho menos la utilidad real de tan rocambolesco requisito.
Y claro, la empleada en ventanilla lo pasa fatal cada vez que tiene que pedir esta información personal. No es plato de buen gusto ni para unos ni para otros. El cliente se indigna. Lo primero que le viene a la mente es lo que lleva viendo en los medios de comunicación los últimos años: corrupción, financiaciones extrañas, sobres que van y que vienen como las oliñas...y a él, que solo quiere pagar el teléfono, el alquiler o lo que sea...le abren casi una ficha policial y le piden que justifique el motivo del envío. Es para cabrearse la verdad. Solo falta una analítica completa.
¿Qué coño vamos a prevenir preguntándole a un señor para qué le envían 20, 30 0 40 euros? Prevenir nada, provocar mucho.
Más aún. En el supuesto caso de que este hombre necesitase esa irrisoria cantidad de dinero para algo ilegal...bueno...todos sabemos que los estafadores, terroristas y delincuentes en general suelen ser completamente honestos si se les hace la pregunta mirando directamente a los ojos. ¡Eso no hay quién lo aguante! ¡Confesaría sin dudarlo!
-¡Sí! ¡Lo reconozco!. ¡Estos 20 euros de mierda son con fines ilícitos! ¡Llévenme al cuartelillo!
La gente, esa masa no tan listiña como Urdangarín o como Blesa, está harta de tanta estupidez e incongruencia. Me da igual lo que exija la dichosa ley. No está bien. Es absurda e inútil. Es sangrante y ridícula. Evidentemente claro que debe existir una Ley de Prevención de Blanqueo de Capitales y de Financiación del Terrorismo, pero para mí que esta aplicación en concreto no tiene mucho sentido. En fin, yo no soy abogado y está claro que los señores que redactan o interpretan la ley saben mucho más que yo de prevenir blanqueos, estafas, fraudes o como quieran llamarlos. La prueba la pueden ver cada día en los titulares de cualquier periódico de cualquier ciudad de España.¿Quiere mover millones de euros de aquí para allí en plan trilero? No problem. Recibir 50 euros. Cúbrame estos papeles y orine dentro del bote.
Ya para terminar.
Digo yo que los clientes también tendrán cierto derecho a la intimidad o como queramos llamarlo.¿O eso solo sirve para la Pantoja y Cayetanos varios? ¿Por qué tengo que decir a qué me dedico? ¿A usted que le importa?
Es que lo dice la ley.
Pues la ley lo dice mal.
Si me entero de algo más se lo cuento. ¡Salud hermanos!
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