Milagros Domínguez García
Voyeurs en las redes
Hace unos días era detenido en el metro de Madrid un hombre por llevar a cabo la práctica "upskirting" que, traducido a nuestro idioma, significa "grabar por debajo de la falda sin autorización".
Más de 500 mujeres, alguna de ellas menores, fueron víctimas de las deleznables prácticas de este individuo que, una vez tomaba las imágenes, las subían a portales pornográficos. Exactamente 283 vídeos donde también se exhiben en algún caso sus rostros, suponiéndoles sin lugar a dudas un mayor perjuicio.
y un total de 1.367.999 visualizaciones.
Me horroriza pensar que existan detrás de las pantallas un tan numeroso grupo de voyeurs buscando "recrearse" visualizando partes del cuerpo de unas mujeres sin el conocimiento de ellas. Estamos hablando de personas, que invaden la intimidad de otros, para seguramente una práctica onanista alejada del concepto de una práctica sexual natural y sana en la que primen principios básicos como el consentimiento, la aceptación y el consenso entre las partes.
No se trata de puritanismo, ni de condenar la masturbación. Se trata de que para su práctica han de sobrepasar la línea de la privacidad, de la intimidad y de la legalidad.
Me asombra que en una sociedad que se supone avanzada, donde se han superado los tabúes sobre el sexo y la sexualidad dándole a su práctica la normalidad que le corresponde, existan quienes mantengan instintos tan básicos y primarios que nos retrotraen a siglos atrás.
Si somos aquello que pensamos, aquello que son nuestros actos, aquello que consumimos, me pregunto qué son estas personas y cuál es su calificativo. Porque no me cabe duda de que al ver esas imágenes son perfectamente conscientes de que no acceden a ellas con la autorización de la mujer que está siendo grabada y me temo que eso es precisamente lo que buscan, lo que necesitan y por lo que, en algunos casos, pagan.
¿Dónde queda la dignidad y la libertad sexual de las mujeres que, sin ni siquiera saberlo, fueron usadas y degradado su derecho a decidir si querían ser parte de tales prácticas?
Curiosamente y a modo de reflexión, el vídeo donde se lleva a cabo la detención de este individuo es convenientemente pixelado para preservar su identidad y, por supuesto, le ampara la presunción de inocencia que le otorga nuestra constitución, lástima que nadie le hubiese enseñado a mostrar ese respeto hacia los demás.
Y por supuesto no olvidemos que para que fuese detenido es importante el trabajo de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado, en este caso la Policía Nacional, que sin duda llevan a cabo una encomiable labor persiguiendo también en nuestra realidad virtual a quienes delinquen.