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Cambiando el secretario administrador
Por algún motivo que debe estar en el ADN del homus horizontalis (queridos antropólogos, si no existe una categoría propia para el ser humano que evoluciona y hace red social viviendo en una comunidad de propietarios, debería haberla), cambiar de secretario administrador profesional de la comunidad es un trago de difícil gestión para los propietarios, que plantea un sinfín de preguntas.
En la destitución de un secretario administrador ajeno a la comunidad hay que distinguir entre el cargo orgánico y la relación mercantil.
En lo que respecta al cargo que ostenta en la comunidad, si se le destituye en una reunión debidamente convocada, con el apoyo de la mayoría simple de los propietarios, no hay aceptación alguna que esperar. No hace falta que la rotación en el cargo incluya a la de quien tenga la presidencia, aunque es frecuente que el descontento alcance a ambos. Se comunica la decisión, se le pide que devuelva la documentación que tiene en su poder y ya está. En todo caso deja de ejercer el cargo, con independencia de que lo haga de buen grado. Si está autorizado en el banco para ver las cuentas (o, en los casos más extremos, para disponer de fondos), es necesario notificar a la entidad bancaria la situación. Sin capacidad de pago, se acaban sus funciones.
En cuanto a la relación mercantil, si no hay un contrato (a veces se inicia el trabajo por una simple aceptación de un presupuesto) la relación se rescinde sin más, abonándole los trabajos que pueda tener pendientes. Si hay un contrato puede haber una penalización a la comunidad de propietarios por resolución antes del plazo de vigencia acordado. El administrador profesional es un proveedor más, sus honorarios deben ser liquidados en función de lo que se haya pactado con él. Si se destituye al presidente también este pasa a ser propietario raso, con su capacidad de opinión y participación incólume.
¿Y si no devuelve la documentación? Esa es una pregunta frecuente sobre una acción improbable, a tono con el alarmismo negativo que también forma parte de la identidad del homus horizontalis. Los ficheros con los datos personales son de la comunidad. Deben estar dados de alta y volver a ella, con un cierre contable y el resto de la documentación (libro de actas, contratos con proveedores, reclamaciones judiciales pendientes, deudores, facturas, …).
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