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¿Y si quiero cambiar mi testamento?
En la entrada de hoy voy a hablaros sobre la revocación del testamento, o lo que es lo mismo, cuando cambiamos de opinión sobre lo recogido en este y queremos modificarlo, ¿cómo lo hacemos?
El testador puede revocar el testamento en cualquier momento que así lo considere, ante notario. Hablamos de una revocación expresa en los casos que el testador indica clara y expresamente su voluntad de cambiar el contenido del testamento y revocación tácita, cuando presenta uno nuevo con la intención de cambiar sus disposiciones testamentarias.
Es importante recordar que sólo tiene efectos legales el último testamento otorgado por el testador, por lo que este debe tener muy claro qué quiere cambiar y los motivos que le llevan a hacerlo. El último testamento dejará sin validez el anterior, salvo que en el nuevo se indique expresamente que solo quiere complementar determinados aspectos no especificados en el anterior, es decir, sería un complemento del precedente.
Y, ¿por qué querer cambiar el testamento?
La revocación de un testamento podrá hacerla el testador cuando así lo desee, pero ¿por qué querer cambiarlo? Pues bien, esta pregunta no tiene una única respuesta ya que el testador puede tener interés en revocar el testamento porque ha cambiado de opinión, bien quiere incluir a algún heredero o, por el contrario, desheredar a alguno de los que estaban incluidos, o bien, porque el motivo del cambio devenga de un cambio en el ámbito familiar que lo exija.
También es posible la revocación del testamento cuando hay intención de dejar una cantidad concreta o bien que, si no va en perjuicio de los demás herederos, no causará problemas.
Con la intención de dejar todo en orden para cuando no esté
Bajo esta premisa, la mayoría de las personas acuden a un notario para hacer testamento, con la apariencia de querer justificarse por hacerlo.
Aprovecho para recordar, porque es importante, que hacer testamento no es nada malo, más bien todo lo contrario, sino que se lo pregunten a todos los herederos ab intestato (sin testamento) que, llegado el fallecimiento, a mayores del luto correspondiente se han tenido que poner con labores de búsqueda e investigación para conocer cuáles eran los bienes del fallecido y sus posibles herederos. Es en este momento en el que recurro al "dejar todo bien para cuando no esté" ya que el testamento es el documento que posibilita al testador para dejar constancia de su voluntad y deseos a la hora de repartir sus bienes, sin que nadie pueda rebatir sus intenciones, en cumplimiento y respeto legal, cuando este haya fallecido.
Con esto último damos respuesta a otra mala intención que se le da al testamento que es la de "beneficiar" a algún heredero sobre el resto. Si bien, es lo que desea el testador, con los únicos límites legales, así será, pero ahora soy yo la que pregunto, ¿quién mejor que cada uno para decidir sobre lo nuestro?
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