Rodrigo Cota
Nacionalismo con futuro
Destacadas voces nacionalistas, algunas de las cuales contribuyeron a romper el BNG hace unos meses, reclaman ahora la unidad del nacionalismo. Aymerich, por ejemplo. Pues no. El nacionalismo no debe unirse en una sola opción. Eso ya no funcionó.
En estas últimas elecciones autonómicas el nacionalismo igualó los mejores resultados de su historia, los del año 1997, cuando el BNG liderado por Beiras alcanzó un 24,78% de los votos y 18 diputados. En estas de 2012 la suma del BNG (10,16%) y AGE (13,99) logra el 24,15% y 16 escaños. El PSdeG apenas ha superado el 20%, cuatro puntos menos que las dos fuerzas nacionalistas.
Si tenemos en cuenta que en las anteriores elecciones, las de 2009, el BNG, por entonces la única opción real del nacionalismo, se quedó en un 16% con 12 escaños y que venía en caída libre desde 2001, la cosa no pinta tan mal. Al contrario. Con respecto a las anteriores elecciones autonómicas el nacionalismo, aunque dividido, ha aumentado un 8% en votos y ha ganado cuatro diputados. Uno de cada cuatro gallegos ha votado en clave nacionalista, algo que sólo ocurrió una vez en 31 años de elecciones autonómicas y fue hace quince años.
Si AGE se afianza y el BNG recupera posiciones, el nacionalismo podrá ser a medio plazo más fuerte que nunca. De nada sirve la cantinela que siguen esgrimiendo en el BNG de que AGE no es una fuerza nacionalista porque está Esquerda Unida. Todo el mundo sabe que esos votos son de Beiras en porcentaje escandalosamente mayoritario. En 2009 EU no llegó al 1%. Y ese fue uno de los errores del BNG, el lanzar el increíble mensaje de que Beiras no es nacionalista por ir con EU. Todo dios conoce a Beiras.
De las cifras se deducen varias cosas: el BNG no representa a todo el nacionalismo por más que haya aglutinado durante años muchos de sus votos; el nacionalismo puede funcionar con dos fuerzas que sumen en lugar de con una sola que reste; el nacionalismo puede ser más fuerte con dos partidos, como se acaba de demostrar en Galicia e incluso con tres, como sucede en Cataluña y Euskadi.
1.11.2012