Milagros Domínguez García
Llegó el momento de reflexionar
Estando tan cerca del fin del 2019 y enfrascados ya en la vorágine de las fiestas navideñas quizá sea un buen momento para dedicarnos a reflexionar sobre los días que cayeron ya de nuestro calendario como hojas de árboles caducos con la llegada del otoño, pero sin olvidar que han dejado en nosotros un poso, una experiencia y un aprendizaje, un quiero repetir y en algún caso, un nunca más.
Echar un pequeño vistazo y rememorar, preguntarnos si debimos haber hecho más o por el contrario haberlo hecho no fue la mejor idea, si hemos cumplido también con nuestras expectativas o como suele suceder nos hemos conformado con hacer lo que se espera de nosotros, si hemos hecho lo que nos hace felices, lo que necesitamos, o por la contra hemos simplemente procurado callar "el que dirán", si logramos hacer que haya valido la alegría, o como suele ser habitual lo sufrimos diciendo "valió la pena", si hemos priorizado lo importante sobre lo urgente, si hemos de cambiar alguna decisión tomada o lo que habría que cambiar es la forma de tomarlas, si hemos valorado a quien lo merece todo o soportado a quien no merece nada, si hemos amado profundamente o guardamos el amor en lo más profundo de nuestros corazones, si hemos tomado ese café que bien merece una vida o lo hemos dejado para un mejor momento o una mejor ocasión, si nos hemos mirado en el espejo pudiendo hacerlo con la cabeza alta o preferimos ignorar lo que ese reflejo dijo de nosotros, si hemos luchado lo suficiente o hemos perdido el tiempo en batallas estériles...
En definitiva si hemos vivido o nos hemos conformado con estar de paso.
Es entonces el momento, después de reflexionar, de proponernos cambiar lo que no queramos: Hacer hasta lograr y caminar hasta llegar, dejar de soñar que vivimos y vivir para soñar, ser en lugar de parecer, emprender para no claudicar, exigirnos y dejar de obedecer, mostrarnos y sentir orgullo, hacernos escuchar y dejar de callar para complacer, mirar nuestros ojos en los de quien amamos para ver y comprobar que brillamos, que nos sobren dedos de nuestras manos para contar las penas y necesitemos un par más para las alegrías, sentir en lo profundo y alejarnos de lo superficial...
Es ahora cuando podremos celebrar la Navidad y la entrada del nuevo año con el que ya estamos en deuda por brindarnos la oportunidad de 365 días más, para que cuando vuelvan a caerse de nuestro calendario y echemos un vistazo atrás, podamos sentir la tranquilidad que por fin pudimos vivir siendo y sintiéndonos.
Feliz Navidad y feliz 2020.
¡¡Nuestro año!!