Alexander Vórtice
¿Eres tú Arthur Miller?
No es sólo la obra, por grande que sea ésta, sino también la historia del personaje que lleva a cabo esa obra lo que hace que se vaya perfilando la imagen del genio. A Valle Inclán le gustaba fantasear cuando hablaba de cómo perdió su brazo. ÿl gustaba de convertir algo nimio en algo pomposo sin ningún tipo de miramientos, porque así es cómo se van forjando los grandes acontecimientos, las historias que resplandecen.
Recoger del suelo un papel y transformarlo en una oda nada rutinaria es algo normal para los hombres y mujeres que sobresalen del resto aunque sólo sea a causa de su habitual neurosis. Será porque tras la obra que pasará a los anales de la Historia también está la vida del artista muchas veces turbulenta y punzante-, la historia de un temperamento que hasta de lo vulgar hace maravillas. Son seres la mayor de las veces incomprendidos, achacosos, depravados hijos y nietos de la bohemia, del suspiro prolongado hacia una mujer a la que aman y que no conocen realmente, porque su genialidad realiza giros en el aire, muchas veces gracias a la tinta, la pluma y la absenta, cual poeta tuberculoso y desarrapado, para así convertir a su amada en una mueca satisfecha que perdurará durante siglos.
Yo gusto de las anécdotas que hace de la vida usual del genio una existencia desmesuradamente ilógica y nada vulgar. Yo no sé si el genio nace ya como tal, tampoco es algo que nos debería importar en demasía, pero lo que sí ocurre con ellos -naturalezas increíbles y la mayor de las veces apesadumbradas- es que pasan y dejan huella, están a nuestro lado y no nos queda más remedio que odiarlos o amarlos, no existe punto medio a la hora de intentar entender la sombra del asombrado a causa de los sentimientos que le circundan.
Personalmente me encanta la anécdota que le acaeció al bueno de Arthur Miller dramaturgo y guionista estadounidense-:
ÿl se encontraba sentado en un bar tomando una copa, cuando fue abordado por un hombre distinguidamente vestido que le preguntó:
-¿No eres tú Arthur Miller?
-Sí, lo soy ¿por qué?
-¿No te acuerdas de mí?
-Tu cara me resulta familiar, pero
-Soy tu viejo amigo Sam. Estudiamos juntos en secundaria
-Me temo que
-La vida me ha ido bien. Poseo unos grandes almacenes ¿A qué te has dedicado tú?
-Bueno, yo.a escribir
-¿Y qué escribes?
-Obras de teatro, sobre todo.
-¿Alguna vez te han producido alguna?
-Sí, alguna.
-Dime el título, a ver si la conozco.
-Bueno ¿tal vez has oído hablar de Muerte de un viajante?
El hombre quedó perplejo con la boca abierta. Su rostro palideció y quedó por un momento sin habla. Un rato después preguntó:
-¿No serás tú el Arthur Miller escritor?
29.06.2013