Tribuna Viva
Domingo de marzo
Domingo de marzo
diez de la mañana
domingo
veintinueve de marzo de dos mil veinte
bajo un cielo de un intenso azul
y deshilachadas nubes opalescentes
brillan las hojas nuevas de los magnolios
dormita el gran tilo
despiertan los camelios
domingo
nadie camina por las calles
nadie pasea en el jardín
no se oyen gritos de niños en los patios
no suenan las campanas de las iglesias
los bancos de la alameda están vacíos
no ladran los perros
ni los gatos escalan las tapias
tampoco se oyen los chillidos de las gaviotas
las palomas no cruzan alocadas el cielo
el silencio reina sobre la ciudad desierta
diez de la mañana
el reloj ha dado un salto
hemos ganado una hora al silencio
los segundos resbalan como gotas de aceite
en paredes y rincones de la casa
el mundo se ha encogido
cabe en una caja de muñecas
cabe en la taza humeante de café
la vida gotea en el agua caliente de la ducha
flota con las volutas de humo en la cocina
vibra en las notas de un nocturno de Chopin
salta del poema que lees en voz baja
es un saltamontes que de un brinco
se encarama a la rama del arce
las palabras se ocultan en miradas incrédulas
ahora la vida es sólo un sueño
que soñamos despiertos
en el silencio azul de mediodía
ocho de la tarde
asomados a las ventanas
suenan palmas en balcones y azoteas
suenan palmas al son de las bocinas
suenan sirenas y guitarras
suenan palmas mientras el sol se esconde
y tiñe el horizonte de colores
en los cuatro puntos cardinales baten palmas
se oyen voces de chiquillos que cantan
ocho de la tarde
unimos nuestras palmas
en la quietud del día que declina
M. Enrique Piñeiro (29 marzo 2020)