Vicente G. Rivas
Rajoy en su encrucijada
La entrada en prisión de Luis Bárcenas ha tenido como primera consecuencia que el extesorero del PP haya recuperado el título de 'innombrable', que parecía olvidado gracias a esa estrategia de comunicación del partido de 'no comment'. La zozobra ha regresado (si es que se había ido en algún momento) a Génova 13. Al margen de nombramientos periodísticos, lo que parece claro es que el temor a que Bárcenas 'tire de la manta' es evidente. No sirve para hacer una afirmación de este tipo lo dicho en las comparecencias de Bruselas, por parte del Presidente, o Madrid tras el Consejo de Ministros, de su segunda de a bordo. Es algo ya habitual entre los populares cada vez que salta a los medios de comunicación algo negativo para la formación. Más significativos son otros aspectos de las reacciones. Por ejemplo, las caras de los comparecientes, los gestos, la comunicación no verbal; y esos rostros sí reflejan esa preocupación... pero por bandos. Mención aparte merece el comunicado de 17 palabras porque la sensación es que, a pesar de su ridícula extensión, dice muchas cosas. Si no tienes nada qué decir, no lo digas; si es lo contrario, argumenta. La clave es saber quién es el/la muñidor/a del mismo.
Sin embargo, todo lo que está rodeando a los populares desde que el 'innombrable' está en prisión tiene otra lectura y que es la que divide el partido en dos posiciones claramente diferenciadas: los que están con Mariano Rajoy pero buscan su 'futuro' político y quienes mantienen una encarnizada lucha contra el líder desde hace años. En algunos casos ambas facciones se confunden y mezclan por interés no general, sino particular. En el primer bando se encuentran aquellos que no tienen miedo al extesorero porque no entraron en esos juegos de sobresueldos extraños y demás. Entre estos hay que mencionar a la secretaria general del PP, Dolores Cospedal, que además fue de las primeras dirigentes que decidió acudir a la justicia contra Bárcenas a título individual, lo que provocó no pocas tensiones en el partido. Además, la Presidenta castellano-manchega 'presume' de ser ella la que puso freno a las prácticas internas del ahora encarcelado. Hay quien señala que la postura de Cospedal es una pose para su ascenso interno con Madrid como meta política. Frente a ella, y según cuentan algunos opinadores, se encuentra totalmente a salvo de sueldos, sobresueldos y demás, la gran rival de Cospedal: Soraya Saenz de Santamaría. Ha sabido en todo momento apartarse de los asuntos turbios del partido e, incluso, ahora mismo, aunque es la número dos del presidente del Gobierno, parece que ni siquiera forma parte del PP puesto que su alejamiento de los 'tejemanejes' internos la transforman en casi 'independiente' a ojos de muchos ciudadanos. Aparece también el máximo dirigente del PP gallego, Alberto Núñez Feijóo, a quien muchos ven como el sucesor, si bien sus "fotos inapropiadas" le han hecho perder adeptos; no obstante, ahí sigue y goza de toda la confianza de Rajoy.
¿Quién está, entonces, en el otro bando? La respuesta es sencilla. Son los que siempre, de manera explícita o implícita, se han posicionado en contra del nombramiento del pontevedrés al frente del PP. Esperanza Aguirre juega un papel fundamental. La salida de la 'lideresa' de la Comunidad de Madrid, aunque preparada meses antes, dio la impresión de ser de un día para otro, para lograr toda la dimensión mediática posible. Presume la expresidenta madrileña de no estar salpicada por el tema Bárcenas, dejando a un lado las posibles conexiones de su administración con la trama Gürtel. Ella espera su momento y lo tendrá en breve para referirse, de nuevo, a la regeneración política y lo aprovechará para volver a llevarse primeras páginas y minutos televisivos y seguir preparando su ¿retorno?
Esa guerra interna, que permanecía en stand by, vuelve a ocupar buena parte del interés. Si en su momento muchos adelantaron que Bárcenas no entraría en el juego de levantar alfombras mientras estuviese 'protegido' (de ahí la estrategia jurídico-procesal de los letrados del PP hasta que se les retiró su papel de 'acusación particular'), ahora esperan la reacción del extesorero ante la afrenta de verse entre rejas. Algunos/as se frotan las manos, otros aplauden, hay quien se esconde (¿dónde está Javier Arenas?). Entre tanto, 'en provincias', los dirigentes locales hacen el cálculo del daño que ZP hizo a los candidatos socialistas a las alcaldías de toda España.
Mientras, en medio de todo esto, Mariano Rajoy observa, espera, calla porque "...todo es falso, salvo alguna cosa".
30.06.2013