Jacobo Mesías
La pregunta de la semana ¿Se puede pasear en la bicicleta?
Durante la vigencia del estado de alarma, la bicicleta ha estado en una especie de limbo imaginario. Por surrealista que parezca, su uso pivotaba entre legalidad e ilegalidad, permiso y prohibición, como si su principal utilidad (como medio de transporte) desapareciese en detrimento de ese otro gran uso: el lúdico.
Resulta evidente que las probabilidades de contagio son mucho mayores usando el transporte público que yendo en bicicleta. Basta con ver el metro en algunas ciudades, completamente atestado de personas hacinadas, para darse cuenta de ello. Peso a todo, en algunas ciudades se ha llegado a recriminar a ciclistas que la utilizaban para acudir al supermercado, al trabajo, o a donde quiera que la Ley se lo permitiese.
Ha tenido que pasar un mes de confinamiento para que el ministro Illa saliese a la palestra, y explicase públicamente que la bicicleta debe ser un medio de transporte preferente. En esta línea de cordura, la ministra Ribera ha emplazado directamente a los municipios para que potencien su uso, e incluso ha difundido una suerte de cartel dinamizador.
Pues bien, el pasado sábado se publicó la nueva orden sobre las condiciones en las que deben desarrollarse los desplazamientos por parte de la población infantil, con tan mala fortuna que deja más oscuros que claros en relación a la bicicleta.
El texto oficial habla de pasear, así, sin mayores matices. Deviene necesario, por tanto, hacer una interpretación de la norma:
Pasear es un término muy amplio, y no implica exclusivamente el desplazamiento a pie. La segunda acepción que nos da la rae habla precisamente de una forma de uso de diversos medios de locomoción. Además, leyendo el resto de la norma, se utilizan palabras compatibles con el paseo en bicicleta, como desplazamiento o circulación. Es decir, no habría contradicciones si así se interpretase.
Echando un poco de luz en este asunto, en la madrugada del sábado, el vicepresidente Iglesias fue preguntado sobre esta cuestión en el programa La Sexta Noche. Con signos de apabullante evidencia, confirmó que efectivamente, los niños podrían salir a jugar con su patinete. Entonces, lo más lógico parecería que, si se les permite jugar con un patinete, también podrán hacerlo con una bicicleta ¿verdad? Pues sí, esa es la conclusión correcta.
Ahora bien, ¿qué pasa con el adulto que acompaña al menor? Si el niño es pequeño, lo práctico es acompañarle a pie, pero si tiene una edad más avanzada, la cosa se complica…
Vemos por tanto que esta cuestión no está tan clara. A priori, cabría interpretar que, si la norma que no dice nada, permite a un niño usar la bicicleta, sería una flagrante contradicción que el adulto que le acompaña no pudiese usarla. Además, en derecho se usa a veces una frase muy bonita que dice: "nadie está obligado a hacer lo que la Ley no manda, ni impedido de hacer lo que la Ley no prohíbe".
No obstante, el gobierno publicó una "Guía de buenas prácticas en las salidas de la población infantil durante el estado de alarma", en la cual se refiere a la bicicleta como un juguete, y enfoca al adulto como un tercero que tutela su uso. Es decir, con premeditada ambigüedad, deja caer que la bicicleta es solo para el menor.
Para más inri, en muchas ciudades (Pontevedra o Marín entre otras), se ha dado información contradictoria por parte de las autoridades, en función de a quien se dirigiese la consulta (huelga decir que la culpa no es de los servidores públicos, sino de la imprecisión de la norma).
En resumidas cuentas, la controversia está servida, y si ha leído hasta aquí pensando que iba a aclarar algo, lamento decir que no es posible. Si sirve de consuelo, la incertidumbre no durará demasiado, ya que el presidente ha anunciado que este fin de semana podremos hacer algo de deporte. Entonces sí que será posible dar un paseo en bicicleta con los peques sin temor a una multa.
Si es que ya se sabe. A veces, el sentido común, es el menos común de los sentidos.