Evaristo P. Estévez Vila
Políticos irrelevantes
No conocíamos hasta la fecha que la consecuencia política del COVID 19 para un partido político pudiera ser esta, pero ahí está, el Partido Popular a nivel estatal, llamado a ser la alternativa a la situación actual de desgobierno, en situación de muerte cerebral, incapaz de reaccionar de modo alguno ante los múltiples impulsos recibidos desde el exterior, incapaz de aportar iniciativa alguna y no solo preocupado sino que en ocasiones incluso infectado por la barbarie y confrontación en la que otros grupos de la derecha y de la izquierda pretenden convertir la situación actual. El COVID 19 lo ha dejado sin apenas capacidad de reacción.
Somos muchos quienes lamentamos que la reconstrucción del país se tenga que realizar por un Partido Socialista encabezado por Pedro Sánchez, no por el PSOE, y por ese grupo denominado UNIDAS PODEMOS, al que me niego a reconocer como partido político al carecer de ideología, que paralelamente observamos con alivio que no sea Pablo Casado la persona encargada de acometer este tránsito, a la vista de su respuesta estando del otro lado de la barrera.
Es ciertamente paradójico que los mensajes más razonables, siempre cuestionables como debe ser, pero en todo caso creados a partir de la razón y de la alternativa, tanto en el Partido Socialista como en el Partido Popular no partan ni del gobierno del Estado ni de la estructura estatal del Partido Popular sino de los muchas veces denominados “barones”, ya sean estos Núñez Feijoo, Chimo Puig, Moreno Bonilla, Almeida, García Page, Fernández Vara o el mismísimo Presidente de la FEMP.
Las razones de esta crisis de la política a nivel estatal las encuentro en dos causas principales: la primera al hecho de que mientras desde las Autonomías, los Ayuntamientos, etc… se trabaja por supuesto en hacer política pero sobre todo en la gestión de recursos públicos en competencias que no dan lugar a demasiadas florituras presupuestarias: infraestructuras, sanidad, educación, servicios sociales, cultura, etc… en el Estado llevamos ya mucho tiempo única y exclusivamente centrados en la lucha personal por el poder.
Los proyectos a largo plazo hace tiempo que han dejado de ser un objetivo y todos los esfuerzos se dedican a obtener una rentabilidad inmediata en las encuestas de intención de voto. Si para mantener el poder, hay que recurrir a pactar con Bildu o con ERC, si para ello hay que ceder la competencia en determinadas materias a unas Comunidades Autónomas históricas y a otras no, da igual porque lo realmente relevante es el resultado que me permite, un mes más, mantener el poder. Del mismo modo, si para que se note que pretendo hacer oposición tengo que “vomitar” en un Parlamento el pasado del padre de mi adversario político, demuestra que carezco de mayor argumentario.
La segunda es el resultado del fenómeno OPERACIÓN TRIUNFO que ha infectado a nuestros dos principales partidos (PSOE y PP) y que consiste básicamente, como en la tele, en sustituir el “curriculum” personal para acceder al cargo de Secretario General, Presidente del Partido o candidato a la Presidencia del Gobierno por grandes operaciones de mercadotecnia que llevan a sus productos desde la nada al todo, de cero a cien, más deprisa que un Ferrari, como la canción de la Mari. Así, en un ejercicio de autoproclamada democracia interna, personajes como Pedro Sánchez y Pablo Casado y antes recuerdo otro llamado Jose Luis Rodriguez Zapatero, acceden a la Secretaria General de sus respectivos partidos con el bagaje de haber sido diputados palmeros hasta la fecha de su encumbramiento, y es que cuando uno no pasa en su grupo político de diputado palmero… por algo es.
El resultado final lo podemos comprobar en los últimos meses, un Presidente del Gobierno débil, superado por la situación, e incapaz de mantener una línea deseable de coherencia en sus pactos y discursos, y un líder de la oposición irrelevante. Lo peor que se puede decir de alguien en política es que sea irrelevante, y Pablo Casado hoy por hoy lo es. El irrelevante hijo de Darth Vader gran muñidor de un Partido Popular que corre el riesgo de formar simbiosis con los grupos más a su derecha perdiendo para siempre el centro que tanto le costó ganar, y que le hizo ganar elecciones y apoyo popular.
Y con estas nos enfrentamos a la mayor pandemia y a la mayor crisis económica del presente Siglo y de la última mitad del anterior. Apriétense los cinturones…
Evaristo Estévez.