Carlos Regojo Solla
Volver a empezar
Desde el año setenta del pasado siglo, cuando Villar Palasí inicia la reforma educativa para los estudios primarios con aquella E.G.B. tan recordada, hemos ido constatando como las concentraciones escolares derivadas del sistema, apoyadas en un brusco descenso demográfico y el abandono del rural, se han llevado por delante en Galicia decenas de pequeñas y entrañables escuelas unitarias que vieron como los nuevos edificios -sitos geográficamente tras planificaciones de despacho, una gran parte ajenos a la realidad del alumnado pero edulcorados con el aliciente del transporte y comedor gratuitos- se las tragaban poco a poco hasta convertirlas en un simple recuerdo.
Las competencias educativas asumidas por la comunidad autónoma gallega (al igual que pasa con la viruela) se han olvidado del valor estratégico de aquella infraestructura natural y bastante equilibrada que en nuestra tierra atendía con eficacia las necesidades educativas de la época y que hoy serían perfectamenete susceptibles de una actualización.
A día de hoy apenas quedan vestigios de aquella forma de trabajar si exceptuamos los pocos C.R.As (Colegios Rurales Agrupados) que existen justificando su presencia con un trabajo encomiable, cerrando filas en línea uno, conservando la ubicación natural, representando bastante bien, en estos momentos, un poco la célula a imitar en ausencia de la desaparecida planificación alrededor de los viejos núcleos de unitarias, alejándose también de la concentración masiva actual con la que nadie sabe que hacer en estos momentos.
Habría que pagar dietas más que justas y establecer un mapa de "unitarias" moderno con la estructura de un C.R.A. a un profesorado dispuesto a moverse por áreas de trabajo en una involución práctica que devolviese al discente a su medio natural, organizando la educación en torno a un "confinamiento natural" capaz de controlar la influencia actual de posibles rebrotes o la aparición de nuevas pandemias en una nueva ley Palasí al revés.
El ministerio de educación del gobierno de España dice que el curso escolar 2020/21 comenzará como lo han hecho todos los demás, con algún arreglo o parcheado en cuanto a la ratio y poco mas y es aquí, ante la incertidumbre y desconocimiento de la duración de este y otros posibles virus, cuando deberíamos echar un vistazo a una posible desamortización, una estudiada involución que hiciese mas efectiva la vigilancia sobre los efectos físicos y humanos de la pandemia.
Revertir la esencia de la concentración masiva del macrocolegio, fragmentando la disposición de líneas uno por zonas naturales, tanto en ciudad como en rural, para infantil y primaria, representaría un esfuerzo económico justificable por ir parejo a la incertidumbre del comportamiento errático de una enfermedad que nos obliga.