Pepy G. Clavijo
Convento de Santa Clara
Como han abierto al público el Convento de Santa Clara, yo hoy quiero contribuir a su conocimiento con estas breves palabras.
El convento de Santa Clara es uno de los edificios más antiguos de la ciudad de Pontevedra. Sus orígenes son un tanto confusos, pues nunca han aparecido documentos que puedan demostrar los reales motivos de su construcción en nuestra ciudad, pero, de todos modos, podemos asegurar que su fundación fue en el año 1271 y su primera abadesa se llamó Leonor Rodríguez.
Primero se construyó el convento y más tarde la iglesia, de estilo ojival y ventanas elegantes. Varios siglos después, en el año 1730 se hizo el retablo mayor, que luce seis escudos nobiliarios y la escultura yacente de San Vicente bajo el altar.
Este convento recibió, a lo largo de la historia, numerosos privilegios, tanto de la Iglesia como de los reyes de Castilla y León. Hoy, todavía se conserva un pergamino de cuero del medievo en el que se redactó un privilegio real de 20 hombres para la defensa del edificio.
En las memorias del convento se han escrito varias páginas tristes. En el año 1719, las cuarenta monjas que allí vivían debieron huir a Santiago a causa de la invasión inglesa. Un siglo después otras religiosas debieron refugiarse en casas de parientes o amigos durante la guerra de la independencia. Al regresar encontraron el convento saqueado y quemado.
Para ese entonces, la calle Santa Clara empezaba a desarrollarse con las primeras construcciones frente al edificio del siglo XIII, las cuales eran propiedad de la Iglesia.
Durante la revolución de 1868 las monjas son expulsadas y trasladadas a Tui. En ese período el edificio fue ocupado por los niños del hospicio, pero al restablecerse la monarquía, el arzobispo de Santiago, Miguel Payá y Rico, negoció con el rey Alfonso XII y consiguió que el convento fuese devuelto a las monjas.
Las religiosas volvieron a Pontevedra el 1 de Octubre de1875 a las ocho de la tarde, siendo recibidas con repiques de campanas en todas las iglesias.
El mismo arzobispo hizo construir un pequeño palacio al lado del convento donde solía pasar temporadas de descanso durante el verano.
Para más información, leer mi libro titulado "Templos de Pontevedra".