Carlos Regojo Solla
Más cine, por favor (un mundo dichoso)
En la película "El tiempo en sus manos" , (1960), con el artilugio de su invención, Rod Taylor llega al futuro encontrándose con un mundo de indiferencia, borreguil, de una felicidad ficticia y totalmente desmotivado (no en vano las personas vivían para ser cebadas y posteriormente consumidas). Toda una crítica al conformismo. Algo parecido al cabreo de Charlton Heston en el "Planeta de los simios" cuando en la playa, al doblar el recodo, se encuentra con la estatua de la libertad medio hundida en la arena y comprende el destino que en la ficción, y fuera de ella, tuvo y parece tendrá la sociedad humana. Es la de Taylor una película de ciencia ficción que bien podría hacer trilogía con "Fahrenheit 451" , (1966) , y "Viaje alucinante", del mismo año que la anterior.
Claro que no soy ningún cinéfilo medular como para poder afirmar que el "elenco" se haya quedado en esas tres películas. Ahí quedan títulos posteriores como la "Odisea..." del 2001, "ET", " Regreso al futuro" y alguna otra más que me quedará por ahí, olvidada; pero éstas, para mí, son ya cine moderno, sofisticado, sin aquel color teñido de sepia, cálido y acogedor cuando el primigenio eastmancolor, sustituyendo al technicolor, iniciaba el camino de sacar de otra forma todo el potencial oculto del "blancoynegro" ( ¡ cómo si ésto fuese posible ! ) y todo encajaba en las notas del "twis and shout" o del "please please me" de la época adolescente, entre los sueños enraízaizados para siempre. Y es que, por entonces confluyeron las coincidencias todas, de un mundo nuevo, pleno de paz, amor y...lo que fuese, ávido de cambios, colmado de inspiraciones, desde Twiggy, la Baez y Dylan, Hendrix,, J.F.K.,… hasta el contrapunto de los Stones. Un mundo que lo tuvo todo, pero se malogró por el camino.
Sendas tres pelis, en virtud de su inmortalidad, traídas al presente, bien podrían verse completadas con un nuevo título; un cuarto film donde, una vez más, la ciencia ficción empequeñezca al lado de la realidad (si es que efectivamente vivamos en ella, y al día). Un titulo adecuado, cuando hagamos cine de nuestra situación actual podría ser. "Despellejados" , "Desnudos" o "En pelotas " ( que es lo mismo). Se trataría de un guión hecho a partir, claro, de un best seller salido de la noche mágica de editorial Planeta ( no podía ser menos), cuyo autor hubiese tenido la virtud de conseguir hacernos entender qué coño pasa, cómo se explica que en dos días hayamos pasado de ser los reyes del mambo a estar flotando en el éter de los incrédulos, sonámbulos aceptadores, lelos incapacitados para entender que se nos acabó la indulgencia de ver morir a otros en la diversidad de patologías porque la igualdad más rasa la tiene un virus que llega acompañado de aires futuristas y, de un plumazo, nos ha dejado despellejados y sensibles, con las carnes al aire doloridas por la brisa más suave.
María, mi nuera, que convive con los sentimientos más espontáneos de las personas que le toca tratar, desarrolla su actividad en una ambulancia de esas que vuelves la cara cuando suena de urgencia, o te mete en un agobio cuando vas conduciendo, la tienes a tus espaldas y buscas hueco donde meterte. Me dice que observa un cambio psicológico de vacío e indiferencia en la actitud personal de la gente tras el pasado confinamiento. Se trata de un cambio que nos afecta a todos. Escuchando sus razonamientos, saco en conclusión que ha comenzado la etapa de la resignación de la obsolescencia personal compartida, habiendo entrado en la indiferencia completa, la desmotivación y el abandono, a la espera que los Morlocks actuales nos digieran como gambas peladas cuando terminen con el poco espíritu que aún nos queda.