Pedro De Lorenzo y Macías
Caco: Pepe "el fabas" y nuevos sucesos
Nueva entrega de la novela "Caco", de Pedro de Lorenzo y Macías, que cada lunes publica PontevedraViva respetanto el texto íntegro del autor.
El Municipio de Sangenjo está compuesto por siete parroquias: Dorrón, Bordones, San Gines, Nantes, Villalonga, Noalla, Santa Maria de Adigna. Todas ellas tienen su encanto: lugares pintorescos, llenos de belleza; playas, las más acogedoras, con sus arenas suaves, y colorido de embrujo; casas rurales, que recuerdan a los viejos castillos, pazos, y casonas con sus blasones; Rutas para practicar senderismo, paseo a caballo; buenas instalaciones para desarrollar todos los deportes.
Sangenjo y Portonovo tienen una buena escuela de deportes de vela, piragüismo; Se celebran regatas internacionales y nacionales y son unas parroquias más visitadas por muchos turistas de todos los países. No debemos olvidar a Noalla, que presume de sus playas, como La Lanzada, la Ermita, dedicada a la Virgen de la fertilidad, siempre que a las mujeres le abracen, en septiembre, las nueves olas.
En la Parroquia de San Ginés, en el barrio de Padriñan, nació Pepe "O Fabas". Vestía elegante, agresivo, llamativo; acomodaba el colorido para provocar envidias, lisonjas u otras cosas.
Su figura es alta, delgada; de lejos, resalta y parece grata, amena, varonil. Era un Dandy con una profesión singular, definida y sin competidores en su entorno.
De cerca, mostraba una cabeza de melón con calvicie; su cara era estrecha, hundida, con nariz feucha; unos buenos alerones de orejas; sus brazos alargados, terminaban en unas manos flacuchas, huesudas. Los ojos hundidos, sin chispa de gracia y un colorido tirando a mierda: "Los ojos son el espejo del alma".
Daba el pego, cuando estaba parado y no abría su boca; pero la escarallaba al sonreír: sus ritos eran primitivos, bobalicones, estúpidos; cuando lanzaba su "Ah sii", lo remataba.
Pero daba el pego: quieto, serio, sin palabras; la mataba cuando paseaba, pues su andar es arrítmico, tosco, tarabainas.
Pero él se creía un rompecorazones, solo saboreaba el néctar de los pubs, barras, mujeres de alquiler, con pago anticipado y en efectivo. Su profesión era muy singular, definida, sin competidores: "Era el peideiro municipal". Mucho sufrió para lograr la licenciatura y adjudicarse tan importante ministerio. Tuvo que adecuar el producto a las exigencias del mercado: un pedo zorrito, pero oleroso; un explosivo; uno de traca; otro de aviso..., y demás.
En su niñez descubrió temprano su vocación... Puso gran empreño, dedicación, que pronto adquirió una gran experiencia y eficiencia, a pesar de su corta edad.
Era un superdotado y no tuvo que padecer las disciplinas académicas ni eclesiásticas; estas le enviaban certificaciones que había superado los cursos reglamentarios.
No necesitó estudios universitarios, ni profesionales; todas sus fuerzas intelectuales las empleó en el dominio de su aparato digestivo, en el conocimiento culinario y sus efectos, en el uso de vestir, posar y otras gilipolleces.
Ya en su juventud mostraba un elevado interés intelectual; La Librería NOS, para no molestar a tan alta eminencia, le enviaba todas las semanas las lecturas para su alta capacidad de clarividencia: "Mortaledo y Filemón", " Pepe Gotera y Otilio", y otras.
Esto le animó a presentar sus productos en el mercado. Cuando cogía el Bus, bajaban todos aromados por sus productos naturales… Viajaba el solo, como un señor. En vista de esta hecatombe económica, la Unión pactó con él. Le puso un coche con chofer y todo lo demás y que lo llevasen a cualquier lugar, pues le era más rentable. Sus pedos eran poderosos y rompedores de mercados. Este hecho le hizo crecer en popularidad.
Pronto empezó a visitar negocios de hostelería. La asociación Hotelera pactó con él a cambio de un canon bien remunerado, a condición que nunca se presentara; para ambas partes fue muy beneficioso. Los hosteleros le pagaban religiosamente un canon, el cual le era muy beneficioso.
Pero siempre había algún rebelde; Pepiño iba a esa empresa, pedía una naranjada, y pronto el local quedaba vacío; esto obligó a todos a contribuir y aumentar sus honorarios. Sus pedos se hacían muy famosos y molestos para todos los consumidores..
Unos de los grandes males para los hombres de negocio es la ambición.
Dominaba la parroquia de San Ginés y obtenía muy buenos beneficios.
Pero dentro de su cabeza de melón pensaba: "¿Por qué no ampliar mi negocio? Ganaría mucho más". Después de leer sus libros intelectuales, meditó y decidió abrir mercado en otra parroquia: Santa Maria de Adigna, Portonovo...
Empezó a visitar bares, restaurantes, hoteles, y otras empresas dedicadas al turismo. Pero sus primeras campañas no fueron bien acogidas; hasta se mofaban de él. ¡Gente inculta!
Serio y solemne, como un caballero, empezó a pedear de manera sencilla y gentil. Los clientes huyeron, temiendo una invasión bacteriológica. Hasta las ratas tomaron vacaciones.
Hubo que descontaminar los locales. Unos propietarios esperaron a Pepe O Fabas y lo lanzaron al mar, después de unas buenas labazadas. No sabía nadar y lo sacaron a las últimas.... ¡Su profesión era de alto riesgo!
Pasado el susto, puso una querella contra la hostelería de Portonovo por atropello, intento de asesinato y otras ofensas. Menudo jaleo. Se crisparon los ánimos y pedían su linchamiento. Pero la perseverancia de Pepe triunfó, hubo una negociación y obtuvo muy buenos rendimientos. Había conquistado el pueblo.
CAPÍTULO XXX
Simón tenía un todo terreno y lo puso a la venta; era un modelo muy original y suscitaba admiración. A Pepiño le gustó, y soñaba conseguirlo para fardar.
Hacía el encontradizo con Mamá Luisa, y le daba la vara. La siguió hasta su casa. Allí, sentado junto al muro, admiraba el jeep, cayéndose la baba. A Doña Carca no le gustaba este distinguido personaje y rompió el hielo.
- ¿Qué fas, porcón? Non veñas a pedear a minha casa. Atrévete. Doiche coo faunciño e cotorche o carallo, porco de merda.
- Mida esa boca, señora. No hago mal ni estoy molestando.
- Ti vota un peido e eu votoche unha pedra.
- Ah...Siiii!
- ¿Queres verlo, demo do carallo?
- No. Yo no pienso tocar su casa, así que déjeme en paz.
Pepiño perdió unos enteros de su accionario; Doña Carca lo había amedrentado ..., pensó: "Con la Iglesia he topado".
Caco fue testigo ocular y de presencia; elogió el valor de Doña Carca, y disminuyó un poco sus diferencias.
Simón llegó sofocado y con un cabreo de aúpa, pues tuvo una conversación con Pepiño O Fabas. Caco y Micifú le hicieron carantoñas y las respondió amablemente. Cenaron todos en silencio.
Ya en el salón, Mamá Luisa y él estaban sentados en sus correspondientes butacas; Caco, estirado, se acostó sobre una piel de león o aleonada, cerca de la chimenea: la piel fue un regalo de un gran
cazador con mucha historia; solo conocían su pico de oro, los safaris, capturas....., se suponían. Micifú, el cuentista, se sentó en el colo de Mamá Luisa.
- Este peideiro quiere comprarme el jeep y me estuvo dando la vara, y otras idioteces que no vienen a cuento.
- Pareces tonto. Véndeselo y así desaparecerá para siempre.
- ¿Eso Crees? No es tan sencillo; si le vendo el coche lo tendremos hasta en la sopa, dando la tabarra y protestando, aunque el jeep no sufra averías.
- Puede ser., pero hay que buscar una solución. Doña Carca ya le armó una de bandera.... A mí no me gustan las discusiones. Me ponen nerviosa, me excitan. ¡Ah, no te dejan vivir!
- Tranquilízate......., pensaremos en algo.
Caco se hacía el despistado. Sus ojos, poco expresivos, destellaban unos rayitos, una quimera cacuna. Simón lo observó.
- ¡Caco! No hagas una de las tuyas, mantente al margen. Mientras no entre en el jardín, tú quieto.
- ¡Guau!
- Ni guau ni ocho porras.
- ¡FUU!
- ¿También tú, Micifú?
- ¡Miau!
- Tengamos la fiesta en paz. ¡Hala!. Todos a dormir.
Caco y Micifú se fueron a su casita del jardín, comentando el gran problema fétido. Las estrellas estaban revoltosas, y la Luna dio vacaciones a las nubes de la noche. Micifú lanzo unos: ¡MIAU!¡MIAU!
Don cuervo lo bronqueó.
- Gato pulgoso, deja dormir a la gente trabajadora.
- Dime en qué trabajas, pues siempre llegas con una trompa de elefante.
- Eres un maleducado y faltas al respeto de los mayores. Voy a bajar y darte unos buenos picotazos en tu rabo rabudo.
- Baja si eres valiente. Te dejaré desplumado.
- Serás fantoche, gato mimoso.
- ¡Calla borrachón! Destrozas todo lo que encuentras.
- ¡Croack, croack! Vas a saber quién soy.
Doña Cuerva, muy enfadada, les echó unas buenas broncas a los dos y los cuervecillos aplaudieron a su madre. Tanto Don Cuervo como Micifú se fueron a dormir. Caco se partió de risa, pero pronto quedó pensativo, meditaba en el problema de la mierda, pero estaba a punto de dormirse.......
Don Gato llegó sudoroso, nervioso.. Tropezaba contra todo y babeada.: "Soy Papá. Mi esposa parió nueve hijos". Micifú se fue como un rayo ante la noticia. Caco felicitó a Don Gato y lo acompañó hasta el muro; éste tropezó y se cayó; la familia Cuervo se sumó al jolgorio, despertando....
- ¡Bichos do carallo! Vou a colleros e os votarei ó fondo do mar. ¡¡¡DEIXADE DE BERRAR!!.
Simón salió al jardín. Caco fue a su encuentro y le contó la noticia. Charlaron un poco y se fueron a dormir. Micifú, bien camuflado, se quedó junto a Mamá Gata y sus hijos. Les contaba cosas de Caco y todos se partían de risa.
Continuará: todos los lunes.
Pedro de Lorenzo y Macías.