Manuel Pérez Lourido
Fake News
La decepción es la enfermera de la sabiduría. Eso decía sir Bayle Roche, vaya usted a saber quién era. Traigo a colación ese pensamiento por el tema de la decepción más que por el de la sabiduría.
Resulta que hace unas semanas instalaron unos composteiros casi enfrente de donde vivo. Llevo también unas semanas bajando en un pequeño cubo los restos de comida que antes tiraba al contenedor verde. Sé que no se lo van a creer, pero en todo este tiempo no he notado ningún tipo de olor procedente de los composteiros. Tanto es así que llegué a dudar de si me habría contagiado alguien el coronavirus. Un día sí y otro también, lo primero que hacía era olisquear ansiosamente para verificar las afirmaciones que durante meses había leído en la prensa local en el sentido de que los composteiros olían, y no solo eso, sino que apestaban. No puedo narrar la profundidad de mi desconcierto, y sin embargo no acababa ahí la cosa. Como igualmente había leído que en los alrededores de estas instalaciones estaban proliferando los roedores, pasé días vigilando con unos prismáticos desde los ventanales con la intención de avistar la presencia de las ratas. Nada. Ni por asomo.
En mi mente están grabadas dos fotografías: en una, un espléndido ejemplar de rata común sobre una acera; en la otra, un individuo subido a un composteiro alzando un hacha sobre su cabeza. Ambas se acompañaban de textos que abundaban en las deleznables características de esta manera de reciclar los residuos. Mi decepción es incomensurable, por doler, me duele hasta el aliento, como decía Miguel Hernández.
Ahora solo falta que sea mentira lo de que pretenden inocularnos un chip junto con las vacunas de la COVID-19. Solo falta que el uso de la mascarilla sea un medio eficaz para combatir la pandemia y, sobre todo, que el virus se haya expandido del mismo modo que lo hacen todo los virus en lugar de obedecer a un plan premeditado de las elites que gobiernan el mundo. Estamos hablando, principalmente, nada más ni nada menos, que del multimillonario William Henry Gates II, cofundador de Microsoft. Hay gente desgañitándose cada día en redes sociales para dar la voz de alarma, asociándose para alcanzar más seguidores y de paso recaudar dinero que contribuya a la divulgación de su justa causa, manifestándose para que la ciudadanía sea consciente y no un hatajo de inconscientes.
Solo falta que todo esto sean tan solo los desvaríos de unos descontentos, un brote de la paranoia que acompaña a todas las teorías de la conspiración. Si finalmente va y se demuestra que la tecnología 5G no afecta al sistema inmune ni contribuye a la propagación del virus… es que es para salir a la calle con un bidón de gasolina y un chisqueiro y prenderle fuego a la vida.
Ya de Miguel Bosé hablamos otro día, si acaso.