Tribuna Viva
Romería de Nuestra Señora de la Merced
Origen y excelsa acogida en varios pueblos y parroquias
¡Septiembre, mes de romerías Marianas! Recordamos las caminatas a los Milagros de Amil, las bellísimas procesiones de nuestros pueblos marineros honrando a la Estrella de los Mares, su Virgen Protectora.
En 1890 en el Monasterio de Poio, se preparaban para festejar la fiesta de su Fundadora, La Virgen de la Merced. Habían solicitado una imagen de la Virgen a la ciudad Condal (Barcelona), de la cual es su Patrona. La enviaron por vía marítima. El barco sufrió varias contrariedades. Llega a las proximidades del puerto de Marín y zozobra.
El pueblo marinense rescata a los navegantes y la imagen de la Virgen de la Merced; en sus navíos, llevan en procesión a la Virgen hasta la explanada de la Barca. A pie, cantando y rezando, la trasladan al monasterio de Poio, en la víspera. ¡Quedaron de piedra! Ya estaba colocada una imagen traída de Conxo.
Los mercedarios recibieron la procesión y la imagen; celebrada la festividad, de mutuo acuerdo, la ubicaron en una capilla de un albergue sanitario, hoy Sanatorio de La Merced. Este es el inicio de una romería muy querida por fieles de distintas parroquias. Estableciendo el inicio a las 22 horas del 23 de septiembre.
En 1990 Marín conmemora este recuerdo, en su centenario. Del Sanatorio de la Merced, llevan la imagen a Marín, recibida en la tarde del 20 por gran multitud; conducida al templo parroquial, acompañada por grupos de gaitas. Los marinenses celebran un triduo entre sus dos patronos: San Miguel y la Virgen del Carmen, honrando a la "Merced".
El 23, el barco Patacón la lleva en procesión marítima, acompañada de embarcaciones de bellos adornos, cánticos y rezos. Salen del muelle comercial de Marín y atracan en la explanada de la Barca, en Poio.
La esperaban distintos colectivos de Pontevedra, Grove, Villagarcía, de distintos lugares. Se concentró una gran multitud mariana, que recibió a la Virgen con aplausos y cánticos. Inician, a pie, la romería, acompañada de autoridades, creyentes y mercedarios.
En el camino se unieron con los fieles de Campelo, Campañó, Combarro y otras feligresías, que portaban su imagen de La Merced. Juntos llegan al campillo de San Juan; son recibidos e invitados a la iglesia. ¡Tanta multitud, tanta advocación! Hubo que utilizar el Claustro de las Procesiones.
En 1990, Érguete del Grove ofrece a la Madre de la Misericordia un gran pulpo sintético, durante la Eucaristía del 23 de septiembre. Cada tentáculo llevaba mensaje del espíritu mercedario: luchar contra la esclavitud física, mental; contra la drogadicción: de un tentáculo caen jeringuillas y agujas rotas, suplicando "Madre de la Merced, líbranos de la droga". Fue una ceremonia muy emotiva, con mensajes angustiosos.
El sida se había llevado a lo desconocido muchos jóvenes; otros, eran sufridores de este mal.
Este año gris y triste, no podrá celebrarse tan Bella Romería. La Comunidad Mercedaria no deja en olvido a los que sufren, a los oprimidos. Dedicarán todas sus plegarias, solicitando a LA MADRE DE JESÚS, que nos libere de estas penosas y duras cadenas. ¡Ya rebota con más fuerza el coronavirus!
La prepotencia e irresponsabilidad favorecieron el auge de esta pandemia. Debemos ser disciplinados, solidarios. Tenemos que luchar por la vida, de todos los humanos. ¡Seamos prudentes!
¡Algunos irresponsables se aliaron con el bichejo chinés! Aumentan su potencia y va contagiando a los de su entorno: abuelos, niños, trabajadores. Algunos colegios no podrán abrir, ya que están señalados con la señal de la serpiente, “coronavirus”; éste intenta menguar la vida.
El 24 de septiembre, de tarde, esta sencilla, bella y humilde imagen de la Madre de la Misericordia, paseará, en procesión, por los claustros del Monasterio, que encierran grandes enigmas de nuestra historia pontevedresa.
La comunidad cantará la SALVE REGINA, solicitando a La Madre de la Misericordia que proteja a los que sufren, que rompan las cadenas del contagio de esta pandemia. Tendrán presentes, en sus oraciones, a todos los fallecidos, a familiares que sufren. No dejarán en olvido a los que viven en soledad, apartados de su familia, de sus amigos. Todos que estáis en residencias, todos que estáis en casa.., ¡rezad un Ave María!
Seamos humildes. Solo una plegaría, sencilla y llena de la fuerza de nuestra fe. Supliquemos que rompa estas cadenas, duras y tormentosas, de la pandemia. Ella, Nuestra Madre, nos ayudará: a ser respetuosos, a ser solidarios, a ser disciplinados con las normativas sanitarias.
Luchemos por la vida; es la misión del hombre en esta tierra. Tengamos fe en María…., ¡venceremos!
Amigos del Monasterio de Poio.
Fotografías: @Monasterio de Poio.