Pedro De Lorenzo y Macías
Caco: la familia Cuervo se desplaza
Ya el otoño había entrado con su fuerza devastadora; los árboles perdían sus hoja lujosas, ahora viejas; empezaba un tiempo muy cambiante como los políticos; todo era caos de predicciones y acontecimientos posibles.
La familia Cuervo estaban preparando sus pertenencias para ubicarse un lugar más seguro para el invierno. Hubo una asamblea y fiesta para despedirse.
La familia Cuervo, junto con Caco y Micifú, cenaron juntos. Don Cuervo expuso sus planes.
- ¡Croaack! Nos iremos a Fragoso y allí anidaremos hasta que pase el mal tiempo.
- ¡Guau! Amigo Cuervo, te recomiendo que no te pongas gallito, sino verás consecuencias adversas. Recuerda las burlas que me hiciste cuando era pequeño, y la paliza que te di. No todos los seres somos iguales, por eso te sugiero que seas prudente, no le des al pamporro y trabaja alguna vez en tu vida,
- ¡Croack! Ves Papá Cuervo lo que te aconseja tu amigo; vete pensando en trabajar y buscar un lugar seguro para mí y para tus hijos.
- ¡Miau! Aunque soy un gato, los de mi familia no quieren cuervos, por ello os aconsejo que seáis muy prudentes. Tendrás que ganar la comida de toda tu familia a fuerza de trabajo y aconsejar a tus hijos que no se acerquen a mi familia, pues los desplumarán.
- ¡Croaaack! Me estáis poniendo un futuro muy oscuro; sé que visto de negro, como los curas de antes, pero soy un ser dialogante y compresivo con todos los hijos de la naturaleza.
- ¡Guau! Os voy a besar a todos, para que mis hermanos sepan que sois mis amigos y os ayuden en lo que necesitéis. Pero tener prudencia, pues en esta casa siempre hubo armonía; en otros lugares pueden pensar distinto..
- ¡Croack! Hablas bien amigo caco. Yo, como Mamá Cuervo, te pido que nos des recomendaciones para tus padres y hermanos, pues sois una raza noble y no matáis por matar. Y a ti Micifú, golfo y truhán, recomiéndanos a tus padres y hermanos de que no somos mala gente.
- ¡Miau! Eso está hecho, a pesar de los insultos recibidos, pero tened cuidado con las druidas, pues les encantan atraparos como amuletos de sus suspicacias.
- ¡Croooaaack! ¡Cuántos enemigos tenemos!
- Claro, porque sois cuervos.
- Esto es una discriminación, y va contra los principios de la constitución y los de derechos de los seres vivientes.
- ¡Guau! Tenéis razón, amigos cuervos, pero lo escrito se interpreta según la persona que lleve el estado. Por ello no os fiéis de nadie y apreciar la amistad honesta de nuestra familia.
- ¡Miau! Os daré un certificado para mi familia, que son los más peligrosos para vosotros, que os respeten ya que sois mis amigos.
- ¡Croaack! Gracias amigos, con estas recomendaciones podremos sobrevivir y vernos juntos en la próxima primavera.
Simón fumando su pipa, odiosa para Mamá Luisa, se acercó y bromeó con todos sus animalitos. Hizo bromas sobre las trompas que tomaban Don Cuervo, que juraba en hebreo, y sobre la problemática del clima; con calma, con cariño, dijo:
- Familia Cuervo, podéis iros a Fragoso; Hable con mi amigo Valentín, y tenéis un hogar en el viejo molino; lo pintó de rojo y amarillo para que no os confundáis; él se preocupará de vosotros, pero no les deis la tabarra. ¡Feliz viaje!
- ¡GUAUA!
- ¡MIAU!
- ¡¡¡ ADIOS!!.
La familia cuervo tomaron rumbo a Fragosos ya que los vientos eran muy favorables; iban dichosos, contentos, por experimentar sus vidas con otros seres muy distintos a su ideología; pero la comprensión y el entendimiento era lo mejor para todos los seres humanos.
Don Cuervo iba de guía, le seguían sus hijos, detrás iba Doña Cuerva, vigilante y un poco mosca. Don Cuervo hizo una de las suyas, para despedirse de sus amigos realizó unas maniobras acrobáticas que casi se comió el eucalipto de la finca de enfrente; Recibió una buena bronca, pero todos sus amigos lo festejaron y le aplaudieron.
Era el principio de noviembre; el día era fresco con un sol abrigado. Unas pocas nubes vagaban por el firmamento, distraídas, pasotas y desordenadas.
Caco y Bucanero cogieron las flores más vistosas; se fueron al cementerio; quedaron sorprendidos, desorientados. Había mucha gente adornando y floreando las tumbas; esto para ellos era una novedad.
Vieron que muchas mujeres lloraban y rezaban, los hombres con cara muy seria, bien vestidos, apenas hablaban.
Ellos fueron a la tumba de Jeremías... ¡Qué sorpresa! Allí estaba Alicia, Don José, Simón y Mamá Luisa ornamentando con flores y velas la tumba de Jeremías. Ellos llegaron y depositaron sus flores; a todos le cayeron lágrimas al ver que los animales tienen el mismo corazón que los humanos.
Alicia abrazó a Bucanero y a Caco, los llenó de besos y recibió los de ellos. Todos juntos abandonaron en silencio el cementerio y como familia se fueron muy confortados. Desde el otro mundo, Jeremías se sentía muy feliz, pues sus amigos y familia no lo tenían en olvido.
Comieron en casa de Simón, Don José alabó lo bueno que era Bucanero, que le hacía una vida grata con su compañía y le ayudaba en sus avatares.
Alicia lloró, no de tristeza sino de alegría; sabía que su abuelo estaba en la otra vida descansando y siendo feliz. Empezó la tertulia. Caco, Bucanero y Micifú se fueron al jardín, a hablar de sus cosas.
- ¡Miau! ¿Qué tal te va don Don José?
- Muy Bien. Pero tengo que esforzarme en aprender el oficio de carpintero, pues siempre que me pide una cosa me equivoco, pero él no me riñe.
- ¡Guau! Él te comprende; tu aprendiste el oficio de pescador y llegaste a ser uno de los mejores perros del oficio; él lo sabe, pero pronto serás el mejor perro carpintero, ya que los dos os queréis.
- Eso espero, amigo Caco. Yo me esforzaré para poder ser útil y no defraudarlo.
- ¡Miau! Eso no tiene importancia. Don José solo te pide que le quieras como él es; el a ti también te quiere.
- Por una vez hablas bien, Micifú. Veo que te vas haciendo responsable de algunas cosas; pero tienes que evitar las gatadas que haces que solo me acarrean problemas.
- ¡Miau! Caco, tú la tienes emprendida conmigo, yo soy un gato bueno, pero no dejo de ser un gato.
- No os peléis – dijo Bucanero -; Sois mis mejores amigos y esto es lo mejor que uno puede tener.
- ¡¡Guau! Amigo Bucanero, serás un perro muy experto y con varios oficios: el de pescador, el de carpintero, y el que te dio tu naturaleza: ¡Ser un perro fiel y responsable!
- Gracias, Caco. Esto me anima y creo que entre todos llegaremos a ser una gran familia.
- ¡Miuau! Si no falta el pescado. ¡Que no me lo roben el Samaín!
(Continuará).
Pedro de Lorenzo y Macías.