Pedro De Lorenzo y Macías
Caco se enamora y su Navidad
Amaneció con tranquilidad; la normalidad había vuelto a la Hacienda. Los cachorros andaban en busca de Micifú para que le diese el último pago de los higos. Caco, para evitar problemas, les dio los que faltaban.
Caco decidió ir a visitar a la Familia Cuervo; Star le dio un mordisco y empezó a correr, perseguida por Caco; empezaron a jugar al "quedas". Era un gran espectáculo verlos correr, hacer requiebros, frenar en seco.
Sudorosos llegaron al molino.
- ¡Hola, Familia Cuervo! ¿Cómo estáis?
- ¡Caco, amigo! Entrad, os estábamos esperando.
- Estás guapísima, Star – dijo Mamá Cuervo-.
- ¿Os conocíais?
- ¡Sí! Venía que le contáramos cosas tuyas y de nuestra amistad.
- ¿No hablarías de más, amigo borrachón?
- ¡Alto ahí! Ahora solo bebo agua y estoy muy lúcido.
- ¡Es verdad! – dijo Star-. Además está mucho más fuerte y joven.
- ¡Qué sorpresa! Tú, Micifú, ya te escapaste; pues los cachorrillos te andan buscando y de muy malas pulgas.
- ¡Miau! Caco, soy muy desgraciado, pues sin darme cuenta me comí los higos. No puedo volver a casa.
- ¡Croaack! El pobre vino a contar sus penas, que se encontraba muy solo, pues tú estás más pendiente de Star que de él.
- ¡Vaya caradura! Armó el belén en la hacienda y viene a junto vosotros a lloriquear.
- ¡Croackk! Es pequeño y necesita mimos. Está celoso.
- ¡Guau! Lo que necesita es que le coma el rabo por cuentista.
- ¡Miau! Y dale con mi rabo, me queréis matar.
- No te hagas el mártir. Ya pagué tu deuda de los higos a los cachorrillos, diciendo que eran de tu parte.
- ¡Gracias, Caco! Volveré a casa con vosotros.
- Estáis invitados todos a la noche de fiesta; portaros bien.
- ¡Ckooack! ¿Qué se celebra? ¿Vuestro compromiso de boda?
- ¡Grrr! ¡Pajarraco del demonio! Te voy a desplumar...
- ¡Haya paz! – Dijo Star.
Se calmaron un poco, pero Micifú junto con los cuervillos empezaron a cantar y reírse: "Caco está enamorado", "Caco tiene novia", "Caco y Star se van a casar". Muchas risas; esto enojó un poco a Caco.
Micifú abandonó el Molino como una ráfaga, perseguido por la ilustre pareja, tanto corrió que se desmayó, o hizo el cuento. Caco se acercó.
- Micifú, despierta. Solo jugábamos contigo. No me digas que has perdido las siete vidas gatunas.
- ¡Miaaauuuu! Las siete no, pero dos, sí.
Cuando se recuperó y estando los tres de charla, en un descuido, les echó un "FU", y "Los novios....". Se escapó velozmente, vuelta a las carreras; estuvieron jugando largo tiempo. Y Micifú empezó aceptar a Star y consiguió que Caco lo dejase dormir con ellos.
Llegó la noche. Micifú contó un montón de historias a los cachorros que lo escuchaban muy asombrados: las sartas de invenciones, mentiras inventadas, las hazañas realizadas en compañía de su amigo Caco y los Cuervos, las historietas de Doña Carca y todas las épicas imaginadas.
Todos se quedaron dormidos y Micifú empezó a roncar. Pillín le metió un poco de caca en la boca; se despertó y cambió de sitio.
Los siguientes días todos colaboraron para preparar los festejos; a los niños les dieron vacaciones. Los nietos de Valentín llegaron a la Hacienda. Todo era jolgorio: jugaban al fútbol con los cachorros y Micifú; alguno lloraba, pero pronto se olvidaba; se metieron con Doña Cabra, que les llamó de todo. Las vacas les pegaban con el rabo para que las dejaran tranquilas. Llegó la familia cuervo; los niños planearon cazarlos, pero Caco los puso en orden y los aceptaron como amigos.
Empezaron a decorar un gran abeto con lucecitas, estrellas, cintas, y otras cosas.
Los niños colgaban cada uno un gran calcetín y contaban que mañana vendría Papá Noel, montado en una carroza llevada por unos renos voladores; que les iban a dar muchos regalos.
Los cachorros, como no tenían calcetines, dejaron su plato de comida; Micifú cogió un saco grande y con las uñas señaló su nombre. Empezaron las discusiones que si eso era un abuso, que no había igualdad; intervino Eudoxia y cambió el saco por una bolsa; todos quedaron contentos, pero Micifú los llamó envidiosos.
Simón y Mamá Luisa llegaron con sus hijos Y fueron recibidos por sus nietos y la familia Valentín, con mucho cariño. El ambiente se llenó de emoción, provocando lágrimas de alegría.
Los niños se juntaron todos, pues eran de parecida edad, y se fueron de juerga con los cachorros: jugaron al fútbol, al escondite.
Caco, Micifú y la Familia cuervo dieron muchos besos a sus amigos; Caco le presentó a Star y Mamá Luisa quedo muy contenta, pues parecía una buena perra, elegante, limpia y muy fina.
Micifú se fue a la huerta; estaban jugando a la pelota; la cogió con la boca y se subió a una higuera: ¡Se armó la batalla de Troya! Micifú les hacía burla, los niños pensaban en ir a buscar una escalera, las niñas se fueron a chivar a sus padres, los cachorros le dijeron que de ésta no salvaba el rabo. Bajó Micifú y les entregó la pelota.
- ¡Miau! Fue una broma. ¿Me dejáis jugar con vosotros?
- ¡Está bien! Pero como hagas trampas te vas a la caseta. ¿De qué equipo eres, del Barça o del Madrid?
- ¡Miau, no sé!
- Entonces harás de árbitro, no seas casero y chaquetero, sino habrá bronca.
Los mayores estaban muy felices viendo cómo jugaban; las señoras ayudaban a preparar los manjares, la mesa; el comedor estaba adornado con buen gusto, con matices de la Blanca Navidad. Los turrones, nueces, higos, pasas, polvorones y otros postres, estaban muy bien colocados en una mesita situada muy estratégicamente, junto a un lado de la gran mesa del ágape.
Ya era la hora de la cena. Los niños tenían prisa, pues sabían que pronto iba a llegar Papa Noel con los regalos; cenaron un poco de todo y cada uno comió de los dulces que más les apetecían.
Empezaron los cánticos, los cuentos, las bromas. Los animalitos también celebraron la fiesta por todo lo alto, en paz y armonía.
Poco a poco las criaturas se fueron a la cama, muy nerviosas: no fuese que Papá Noel los cogiese despiertos y se llevara sus regalos. Los cachorros y Micifú soñaban en un buen regalo: grandes huesos, un pescado enorme.
Los mayores siguieron con la tertulia, amenizada por unos buenos tragos de queimada y cada uno contaba sus experiencias.
Caco salió a la huerta. La Luna se pavoneaba en su plenitud; le pareció menos fea, pero falsa, pues era hija de la noche. Caco le dijo:
- Ya sé porque el Gran Dios me trajo a esta vida: es luchar por la vida, y aunar a todos los seres en amistad, comprensión, respeto; compartir entre todos nuestras culturas y riquezas, compartir todos juntos el amor de la Navidad.
- Yo, te ayudaré.
- Ya lo sé, Star.
MUNICIPIO DE SANXENXO MUNICIPIO DE PONTEVEDRA.
¡Salud, felicidad y fortuna!
Pedro de Lorenzo y Macías.
¡Hemos finalizado este pequeño relato! En un personaje se recogen varios hechos acontecidos, buscando la agilidad lectora. Está ambientada en Fragoso, lugar de San Andrés de Xeve, y en dos parroquias de Sanxenxo. Caco y Star se casaron por el rito perruno. Tuvieron varios cachorros. Ellos superaron a su padre en sus trastadas. Les bautizaron con Pellín, Traste y Golfillo. ¡Ya pueden imaginar las discusiones en la hacienda!
A todos, gracias por su amabilidad.
Pedro de Lorenzo y Macías.