Jacobo Mesías
Toque de queda
La expresión "toque de queda" es, cuanto menos, peculiar. Especialmente, si la vemos desde un punto de vista contemporáneo. Su origen se remonta a las ciudades medievales, cuando un toque de campana indicaba a la población el inicio de una suerte de "régimen nocturno", durante el cual se limitaba la libertad ambulatoria, con el objetivo de garantizar la seguridad de los ciudadanos.
El nombre de esta medida ha permanecido impasible al paso de los siglos pese al ostracismo al que ha quedado relegada la campana. Desde sus inicios, el toque de queda se ha promulgado mediante toque de corneta, de tambor, con una sirena, y ya en tiempos recientes a través de la radio (durante el fallido golpe de estado de 1981) o el BOE (fin de semana pasado).
Aunque el trasfondo es totalmente diferente, su esencia es siempre la misma: minimizar el número de ciudadanos que se encuentran en las calles en determinados horarios.
Probablemente, el convulso pasado de esta medida, asociada a guerras y golpismo, sea lo que ha llevado al actual gobierno a tratar de distanciarse en lo terminológico, acuñando una nueva denominación: "restricción de movilidad nocturna" dijo Pedro Sánchez, y así lo ha recogido el Real Decreto por el que se regula, evitando a toda costa la expresión "toque de queda".
Dejando a un lado esta guerra léxica, me centraré en el alcance práctico. Su objeto es la prohibición del tránsito por espacios públicos entre las 23h y las 6h. No obstante, la norma reconoce un cierto margen de maniobra a las comunidades autónomas, permitiendo que oscilen en 60 minutos cada uno de esos límites, además de posibilitar la regulación de otras medidas restrictivas de derechos. Esta dispersión, que sobre el papel puede parecer atractiva, tiene una consecuencia nefasta, y es que caminamos hacia una marabunta de normas y prohibiciones cuyo deber de cumplimiento dependerá del territorio en que nos encontremos.
En el caso de Galicia, el horario del toque de queda se mantiene sin alteraciones. Como en el resto del estado, podremos saltárnoslo por razones laborales, para el cuidado de mayores y niños, o por razones sanitarias (entre otras excepciones).
Sobre la hora límite, son muchas las personas que se preguntan si pueden estar tomando algo en un bar hasta las 23h, y la respuesta es clara: no. A las 23h debemos estar en casa, así que habrá que abandonar el bar con el margen temporal oportuno, so riesgo de multa.
También hay muchas dudas sobre los paseos caninos. Lo cierto es que esta cuestión fue muy controvertida durante el confinamiento, y me resulta incomprensible que, por segunda vez, se cometa el error de no abordarla. Algunas comunidades como Andalucía o Cataluña ya han aclarado que sí se podrá sacar a pasear a las mascotas a cualquier hora, sin embargo, con la ley en la mano, no es posible decir lo mismo de Galicia (aunque todo parece indicar que próximamente se aclarará esta cuestión).
En definitiva, durante los próximos días hay que tener mucho cuidado con los horarios, pues como aprendimos de Juego de Tronos, la noche es oscura y alberga horrores.