Bernardo Sartier
Cataluña
Que se vayan.-
A freír puñetas. Porque esa parte de los catalanes que llevan toda la democracia levitando sobre el hecho diferencial y pidiendo parné me tiene, disculpen, hasta los huevos. ¿Qué tal un referendum para decidir si el resto de los españoles queremos que Cataluña siga siendo España?. ¿Por qué habría de vivir yo con quien no quiere hacerlo conmigo?. Item más ¿Ha de aceptarse que alguien pueda consultar si quiere formar parte de un todo y rechazarse que ese todo pida opinión acerca de si quiere repudiar a una parte de él?
En el hipócrita lenguaje del gran hermano progre yo sería un separador. Ese mismo gran hermano que va propalando comprensión por el separatista mientras sataniza al supuesto separador. ¿Por qué el nacionalismo dispone de patente de corso para hacer y decir lo que le viene en gana, aunque moleste a quienes defienden una concepción solidaria del Estado, mientras el resto de España casi pide disculpas cuando discrepa de nacionalismos y nacionalistas?. Huiré del eufemismo y de la corrección política: de esa parte del nacionalismo catalán que convierte en objeto litigioso llamarse Josep LLuis o José Luis, que pide a Eta que no mate en Cataluña sin extender tal ruego al resto de España o que dice a los niños en las escuelas que España les roba, de esa parte, se lo juro, yo estoy hasta los cojones, y por mí, sisplau, que se vayan. Y pregunto (inocente, claro): ¿Cómo se tomaría Cataluña y el muy honorable señor Mas que Barcelona quisiese ser independiente tal que Mónaco?. ¿Sería consecuente con su pensamiento político y admitiría el derecho a decidir de Barcelona?. Son ellos los que invocan el principio de la legitimidad democrática para fundamentar el derecho a decidir de una colectividad. Pase. Admitámoslo. Pero ¿También Santa Coloma de Gramanet?. ¿Y luego Mourente?
Seamos serios. La fragmentación de los Estados en unidades políticas menores contradice la unidad europea, es regresiva desde el punto de vista socioeconómico y políticamente anacrónica. Unamuno, vasco bilbaíno dijo que los nacionalismos son esencialmente aldeanos. No lo comparto. Lo que sí afirmo es que el hecho diferencial catalán (en síntesis, pan tumaca) se manifiesta de modo egoísta e insolidario. Cataluña se construyó, en buena medida, sobre el sudor de charnegos -así llaman despectivamente al inmigrante- atraídos por una revolución industrial que benefició a Cataluña y al País Vasco a costa del correlativo empobrecimiento de otras regiones. Y ahora quieren tapar las vergüenzas de su nefasta gestión económica imputando a otros lo que es de su exclusiva responsabilidad mientras le piden al Estado, en un ejercicio de desvergonzado cinismo, que afloje la arandela para pagar a los boticarios.
Y aun pretenden que nosotros, los gallegos, digamos que chove mentras mexan por nos clamando que no se invierta en el Ave gallego. ¿Y quieren ustedes que yo resulte políticamente correcto y no me rebele ante eso? ¿Y ante esos? ¿Y que diga que se queden? Venga hombre. Que se vayan. Y que no vuelvan. Que ya nos iremos arreglando sin ellos.