Valentín Tomé
Res publica: ¿Sueñan los españoles con ovejas eléctricas?
En el último programa de Sábado Deluxe pudimos asistir a una entrevista realizada por su presentador Jorge Javier Vázquez a la periodista Pilar Eyre a raíz de la publicación de su último libro titulado "Yo, el rey", la biografía que deja al descubierto los aspectos más íntimos de la vida del rey Juan Carlos. A pesar de ser una obra que se centra sobre todo en la figura del rey emérito, la entrevista giró la mayor parte del tiempo sobre el papel jugado por la reina Sofía en su relación con el monarca. Así, la periodista regó la madrugada de insólitas revelaciones como "la hemos tenido como una mujer, digna, sumisa, fiel y muy familiar y no es ninguna de estas cosas"; "ella en el fondo desprecia a los españoles y desde el principio siempre ha sentido una profunda aversión por los españoles"; "ella le dijo al rey que 'ya sabes que no te vas a divorciar de mí, jódete porque sabes que nunca te vas a poder divorciar de mí'. Y el rey ha intentado divorciarse dos veces"; "no le gusta crear familia y no tiene amigas, no es nada simpática y es muy altanera; es además ultraconservadora"… y un largo etcétera. Tampoco faltaron en la entrevista referencias al monarca, del que afirmaba que de campechano no tenía absolutamente nada, que era una persona profundamente amargada y con tendencias depresivas, y con un sentido del humor carente de toda sutileza (para ilustrar esto último contó a modo de ejemplo como durante una visita oficial a la Galería de los Uffizi en Florencia ante la obra pictórica retratista del Renacimiento que allí se custodia expresó en voz alta que "parecían todos maricones").
Finalizada la entrevista, las miradas se dirigieron en ese momento hacia Belén Esteban. La popularmente conocida como princesa del pueblo, según pudimos apreciar los telespectadores, se encontraba visiblemente incómoda y consternada. Preguntada por Jorge Javier por la razón de su malestar, Belén afirmó que ella respetaba a Pilar, por la que sentía una gran admiración, pero que eran sus opiniones, y que las suyas sobre la Reina Sofía o el Rey Juan Carlos eran otras completamente diferentes (apreciamos en esta afirmación uno de los síntomas más evidentes de estos tiempos de posmodernidad líquida, cuasi gaseosa, que nos ha tocado vivir y con el que nos topamos más a menudo en nuestra vida diaria: calificar como opinión lo que no es más que un hecho. Ante esta estrategia solipsista cualquier debate de ideas se hace imposible pues lo objetivo ha sido sustituido por lo subjetivo). ¿Por qué razón la princesa del pueblo mostraba tal desazón? Es evidente que nos encontrábamos ante un caso de disonancia cognitiva, todo lo que ella creía conocer sobre nuestra monarquía entraba en contradicción manifiesta con lo afirmado por la periodista. Ahora bien, la pregunta entonces sería la siguiente: ¿cómo había llegado Belén a tener la seguridad de que las cosas habían sido de otra manera a pesar, como es evidente, de no haber podido experimentar ninguna vivencia directa que hiciese imprimir en su mente esa "opinión" diferente?
En ese clásico de la novela de ciencia ficción de Philip K. Dick titulado ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?, en un mundo futuro apocalíptico, lleno de restos tecnológicos y efectos climáticos adversos, un cazador mercenario llamado Rick Deckard tiene como principal tarea retirar de la circulación a los androides rebeldes. Sus principales dificultades se encuentran en detectar a los ejemplares de una nueva generación, conocida como Nexus-6, pues sus características tanto anatómicas como mentales los hacen tremendamente similares a los humanos. Una de las principales claves que ha hecho de estos androides seres capaces de poseer autoconciencia se encuentra en que sus diseñadores logran implementar en su mente algorítmica una serie de recuerdos que "sienten" como vivencias personales e intransferibles, es decir se les dota de una memoria biográfica. A pesar de ello, afortunadamente para nuestro protagonista, existe aún así un test diagnóstico que le permite determinar que se encuentra ante un androide. El test mide la reacción y el movimiento de los ojos en respuesta a disparadores emocionales, muchos de los cuales involucran maltrato a los animales. Como los androides no pueden sentir empatía, su respuesta emocional es significativamente diferente a la de los seres humanos, ya sea en intensidad o en tiempo de respuesta (como el lector habrá podido observar este test tendría como efecto colateral dejar "fuera de circulación" también a los humanos psicópatas).
Al igual que ocurre en el caso de la princesa del pueblo, muchos españoles han hecho suyas las informaciones que desde diferentes canales (mediáticos, educativos, de la cultura popular…) le llegaban sobre nuestra historia contemporánea, de tal manera que forman parte de manera sólida de su memoria biográfica y sentimental. Esos "recuerdos" son de tal intensidad que muchos de ellos afirman incluso haberlos vivido en primera persona. ¿Cuál sería a grandes rasgos la naturaleza de esos recuerdos? A raíz de la observación empírica podría resumirse en una narrativa como la que sigue: En España hubo hace casi un siglo una guerra entre hermanos, la cual era inevitable pues nuestro país estaba sumido en el caos por culpa de una República incapaz de poner orden, donde ambos bandos cometieron por igual todo tipo de atropellos y barbaridades hasta el triunfo final del bando nacional. Después llegó Franco, que sí, era un dictador, pero también hizo cosas buenas por el país, como por ejemplo los pantanos o librarnos de la II Guerra Mundial, además de poner paz entre los españoles. A la muerte de este, gracias al rey Juan Carlos I y a unos políticos capaces de llegar a acuerdos y tenderse la mano a pesar de sus diferencias ideológicas, no como los que disfrutamos en la actualidad, llega la democracia a nuestro país, entrando en la época de mayor prosperidad de toda nuestra historia. El compromiso de nuestro rey con la democracia es tal que cuando un grupo de militares intentó dar un golpe de Estado para reinstaurar la dictadura, y a pesar de haber sido el elegido para "presidir" esa dictadura, de manera decidida se posicionó contra los golpistas, volviendo, por segunda vez, a traer la democracia a los españoles.
Esta memoria implícita, que forma parte del imaginario de tantos españoles, no es sencilla que salga a la luz en nuestras conversaciones diarias con amigos o conocidos. Al fin y al cabo, la historia contemporánea de nuestro país no es un tema que surja de manera natural en nuestras relaciones cotidianas. Pero sí me atrevería a sugerir un método de diagnóstico indirecto, similar al usado por Rick Deckard en su búsqueda de androides rebeldes, para intentar detectar si en la mente de nuestro interlocutor han sido implementados "recuerdos" como los descritos anteriormente (en este sentido es de resaltar que ya en 2013 un grupo de neurocientíficos del MIT lograron implantar, manipulando las estructuras cerebrales del hipocampo, falsos recuerdos en el cerebro de ratones).
Trate para ello de que el sujeto en cuestión exprese su opinión sobre algún tema político de actualidad; si su respuesta al presentar el asunto sin valoraciones subjetivas de ningún tipo es del estilo: "yo de política paso", "todos los políticos son iguales" o "esos temas no me interesan", es decir, se define implícitamente como apolítico, existe una alta probabilidad de que se encuentre usted ante una mente que ha sido víctima de la inserción de una falsa memoria sobre nuestra historia más reciente. Paradójicamente es probable que si usted plantea otro tema político de manera menos neutra realizando una crítica abierta al Gobierno actual, su carácter apolítico desaparezca instantáneamente y acabe haciéndole los coros. Recuerde entonces, para intentar hallar una respuesta ante tan aparentemente contradictorio comportamiento, aquella escena de la película de Berlanga "La escopeta nacional":
-Canivell, así que usted, políticamente, no está comprometido.
-Apolítico, total… de derechas, como mi padre.