Manuel Pérez Lourido
Negacionistas
Tengo una teoría sobre los negacionistas que voy a compartir con ustedes con absoluta impunidad. Hablamos de los negacionistas de la pandemia, claro, que los hay de muchos otros asuntos, todos ellos opacados por el Covid 19, que ha copado el prime time de nuestras vidas y las ha dejado hechas unos zorros.
Esta expresión, 'hechas unos zorros', me intriga sobremanera, pero vamos a dejarlo estar. O no. Si la usamos en femenino, ¿qué pasaría? Tengo también una teoría sobre las digresiones de los articulistas, pero no es cuestión de andar exponiendo todas las teorías que anidan en nuestra sesera. Las teorías de los articulistas son como las explicaciones que da Koeman a las derrotas del Barsa: siempre se llevan la culpa otros.
Por frases carentes de sentido como la anterior, me he convertido en el mejor articulista de mi barrio. Aspiraba a serlo de la comarca, pero he revisado mi dni y me he dado cuenta de que es una aspiración crepuscular e insensata, de modo que la he abandonado como se abandonan unos zapatos viejos, destrozando el cristal de mis gafas de lejos, sacando del espejo mi vivo retrato, y fui tan torero por los callejones del juego y el vino que ayer el portero me echó del casino de Torrelodones… a veces se me cuela Sabina en los textos de mala manera.
Pero estábamos con los negacionistas de la pandemia, entre los que se cuentan ilustres personajes como Donald Trump, Jair Bolsonaro, Miguel Bosé o Enrique Bunbury y que integran una variopinta colección de individuos y distintos grados de desafección por las informaciones científicas sobre el virus SARS-CoV-2, causante de todo este desaguisado.
Bosé declaró que la pandemia fue 'la gran mentira de los gobiernos' así como una estrategia de Bill Gates para inyectar microchips a la humanidad y poder controlarla por medio de la red de telefonía 5G. No me digan que no es un plan perfecto.
Algunos negacionistas rechazan directamente la existencia del COVID-19, mientras que otros aceptan que la enfermedad existe pero niegan su gravedad, afirmando que la alarma mundial está injustificada. Y mi teoría alude a este tipo de planteamiento. El de aquellas personas a quienes resulta inadmisible que, de la noche a la mañana, todos los seres humanos tengan que ponerse una mascarilla para vivir. Esa sensación de irrealidad, ese extrañamiento de la existencia resulta tan agresivo para estas personas que negar la eficacia de las mascarillas se convierte en el único mecanismo de defensa posible de una individualidad que se ve arrasada por la pandemia.
Dice la psicóloga Alicia Martos, autora de 'Se hizo el silencio, las 22 claves psicológicas para entender la pandemia', que el negacionismo se activa ante un cambio rápido e impactante. En un duelo, dice, la negación es la primera fase de una reacción que se produce sobre todo en relación con muertes repentinas, más que tras procesos largos de enfermedad. Gracias, Alicia, por confirmar mis tesis, aunque tú lo explicas mejor.
Todo esto hace más comprensible que Bunbury dijese que "las normas que nos quieren imponer no deben ser aceptadas por los pueblos independientes". Se trata de rebelarse ante un ataque frontal a la individualidad del ser humano, reconvertido en integrante de una masa de portadores de mascarillas cuyas libertades han sido recortadas drasticamente. Así es como lo ven gran parte de los negacionistas a quienes, dicho sea de paso, tendemos a caricaturizar simplificando sus planteamientos.
La covid-19 se ha llevado a figuras como Luis Eduardo Aute o el diseñador Kenzo Takada, y otros famosos han despedido a personas muy cercanas. Murió por coronavirus en marzo el expresidente del Real Madrid, Lorenzo Sanz.
El rapero Kase. O, exmiembro del grupo 'Violadores del Verso', relacionó en la red las vacunas con el autismo: "El autismo es una reacción alérgica a las vacunas", así lo expresó haciendo también referencia a la posible vacuna contra el coronavirus.