Pepy G. Clavijo
Cantigas de Alfonso X el Sabio a Santa María
En las Cantigas, Alfonso X usó la miniatura, cuyo nombre procede el minio que se usaba junto con los colores amarillo y azul.
Las miniaturas eran un trabajo de conjunto, primero se hacía la arquitectura, después el paisaje y por último las figuras humanas, rematando con las caras y las manos. Artísticamente tienen un valor de apreciación del espacio.
Relataré brevemente el contenido de algunas de ellas:
La 1ª trata de la Anunciación, el Nacimiento y la Adoración.
En la nº 2 aparece San Ildefonso, su predicación y la importancia de la Casulla, también como una paloma (el Espíritu Santo) le dicta al oído.
En la nº 9 narra la historia de un monje que tras visitar el Santo Sepulcro, compra una imagen pintada de la Virgen, ella le salva de diversos peligros, entre los cuales se encuentra el de un león y el de un barco que naufragó.
Esta cantiga es un documento importante para la historia del arte (la tienda de un vendedor de cuadros que aparece en la tercera escena).
En la nº 32 hay un clérigo que sólo sabe cantar la misa de Santa María, el prior del convento le riñe y le dice que tiene que aprender otra, pero el clérigo no es capaz, se le aparece la Virgen al prior y le dice que lo deje en paz que a ella es esa la misma que le gusta.
En la 107: Se descubre en Segovia a una judía que la despeñan y no muere, dicen que gracias a la Virgen, y por este motivo se bautiza.
En la nº 103 es, para nosotros la más conocida, es la de San Ero de Armenteira, el abad era muy devoto de la Virgen, acostumbrada a salir paseando por el monte Castrove, un día entró en una huerta, allí encontró una fuente de agua clara, y se sentó a la sombra de un frondoso árbol, empezó a cantar un pajarillo y el abad Ero se quedó dormido (cuando se despertó ya habían pasado 300 años), se encaminó al monasterio y lo encontró muy cambiado, entró en él y los monjes le preguntaron: ¿Quiénes sois vos? ¿Qué buscais?.
Cuando supieron lo que había ocurrido el abad y los monjes exclamaron asombrados: ¡Nunca tan gran maravilla / como Deus por este fez / polo rogo de sa madre / Virgen Santa de gran pez!//.
Además de la Armenteira podemos ver una imagen de San Ero e a paxariña en el Museo de Pontevedra.
La nº 138: San Juan Crisóstomo escribe sobre la Virgen, le quitan los ojos, lo dejan solo en un bosque. En sueños se le aparece la Virgen, lo cura y le devuelve la vista. Al final de su vida muere y su alma es llevada al cielo por dos ángeles.