Marisa Lozano Fuego
Mi primera vez
Mi primera vez fue distinta a todas las demás. Supongo que te pasó lo mismo con la tuya. Es la primera, es diferente. Eres inexperta y nadie te ha dicho cómo hacerlo porque se supone que todo el mundo sabe ya. Pues a lo mejor tú no, y te lanzas a la piscina siendo un manojo de nervios y babas, un caleidoscopio de dudas que no asegura en absoluto el éxito de semejante lance.
Tiemblas. Los pulsos se humedecen. Tu lengua esquiva las palabras en algún lugar de tu lóbulo frontal está la dirección correcta, porque está claro que no llevas GPS. Pero se te ha quedado en blanco. No importa, las pistas debieran servir. Las de otros, las de otras, las que viste en la televisión.
Si, hija, pero es que no son lo mismo, no es lo mismo. Cada cual vive la suya de manera ´única y a una edad diferente, con un contenido distinto en sus manos y corazón Por un motivo diferente y en un escenario concreto. Con otra persona, en solitario. A lo mejor alguien te escucha , a l mejor alguien te ve.
A lo mejor es tan molesto el trago que estás deseando que acabe.
A lo mejor, en el mejor de los casos, la magia de la cual te hablaron es cierta, y te encuentras desgranando emociones y llegando al final entre prisas y pausas, suave, dulce, como en ese ansiada pompa de suavizante o con ese semblante triunfador de la que, el que no ha perdido nada porque tampoco esperaba ganarlo.
Quién sabe, y ya vas haciéndote a la idea de que habrá más, de que ya no será la primera pero tampoco la última. Y tal vez no lleve el mismo sello, a lo mejor es diferente. Cada una es única.
Tu voz sonará distinta y tu piel olerá distinta.Y la historia tendrá un giro diferente.
Nunca podrás predecir cuál, alguna será gloriosa y otra rutinaria, alguna pasional y otra discreta, alguna en susurros en el desván, otras en modo exhibición, tal vez en un escenario…sí.
De verdad que la primera vez puede ser así de sorpresiva, pero las demás no le van a la zaga.
¿Cómo ha sido la tuya?
En cualquier caso, espero y deseo que la hayas disfrutado y que todas las otras veces te hagan volar de diferentes tipos y maneras , a parajes insondables donde nadie pueda alcanzar tu vuelo.
Mi primera vez tenía tres años y medio y fue con el libro Platero y yo. Fue en casa y no en el colegio. Fue antes de lo esperado
Me he aprendido el principio de memoria y todas esas veces que abro la tapa de ese libro me eternezco porque fueron el preludio de lo que vino después: una vida consagrada a amar a los libros como mejores y más fieles amigos. De los que nunca te abandonan.
Mi primera vez me enseñó que por mucho que leas una historia, nunca puedes esperar el final, porque la vida siempre te sorprende, y que además conforme la edad, los personajes y el mensaje final cambian absolutamente. Mi primera vez me enseñó que puede haber otras, mucho más feroces o académicas, y que esa es un ensayo, al igual que vivir.
He tenido otras primeras veces, y lo cierto es que la conclusión es similar.
Nunca olvidamos una primera vez. Siempre nos marca. El primer beso, la primera lágrima, la primera caída y la primera certeza .No hay por qué ponerse sentimentales, la primera vez que nos dicen que el Ratón Pérez son los padres, ya fastidia.( perdón para quien no lo sabía, no he dicho nada.Son rumores). El primer brote de sarampión, lo mismo.
Pero vamos al meollo de esta disertación loca, mi primera vez. Tu primera vez.
Leyendo .Saboreando palabras. Recorriendo caminos y personas, animales, historias, metiéndote en la piel del narrador, la narradora.
“Platero es pequeño, peludo, suave, tan blando por fuera que se diría todo de algodón…”
Con esta frase de Juan Ramón Jiménez empieza mi primera vez.Desde entonces muchas tintas me han penetrado, pero ninguna con esa ternura.
“Que no lleva huesos, solo los espejos de azabache de sus ojos son duros cual dos escarabajos de cristal negro”
Descripción fidedigna que podemos imaginar, ya estamos empezando a viajar con el pensamiento.
¿Cambia el mensaje si lo leo ahora, en la cuarentena? Probablemente no.
Me habré hecho más cínica o más realista, pero nunca lo suficiente como para no sentir esa levedad casi celestial “tierno y mimoso igual que un niño, que una niña”.
Platero, creciste conmigo y conmigo recorrimos senderos de decepción y de lucha, siendo animales de batalla.
Hoy quería rendir homenaje a esta primera vez. Las frases destacadas en cursiva son del libro “Platero y yo”, del conocido escritor Juan Ramón Jiménez, uno de mis poetas favoritos, libro regalado por mis abuelos maternos QEPD.
Espero que todas nuestras primeras veces lleven un sello tan dulce como el que recuerdo yo de la mía. Aunque las siguientes hayan sido más duras.
Con cariño,
Marisa Lozano Fuego