Marisa Lozano Fuego
Re-nacimiento
Nací esta mañana.Tú también. Ignorábamos tal dislate, venga a celebrar cumpleaños añejos y festividades varias, venga a contar arrugar y vestir lágrimas. Nacimos hoy , con el cuero cabelludo ardiendo y las uñas casi sin dibujar.Hijos de una esperanza, una ingenuidad o un dolor.
Me desperté temprano, tú también, lo sé, y fui a Misa o a oler las flores. No recuerdo, tú estabas ahí, podrías informarme mejor. En esta bendita villa todo el mundo conoce la vida de sus vecinos mejor que ellos propios. ¿Qué si iba sola? Es probable, tal vez no, mi ruta es siempre similar y mis afeites parecidos, vestido flojo y holgado, mascarilla reglamentaria, tennis bajos. Tratando de camuflar el cuerpo que ya no siento tan bonito, que en realidad nunca sentí hermoso, con tantas bajadas y subidas de alimentación y de ánimo. Sí, lo sé, otra cosa por la que me conocen.Y a ti también, o a ese o a esa, pero no lo digas, que fui mala, porque eso no lo dice nadie, porque eso sí que no lo pueden afirmar. Exaltada, excéntrica, glotona, sensiblera, veleta pero…boa rapaza. Estamos aviados. Ven conmigo, dame la mano, te mostraré mi reino y ya no querrás salir.
¿Tú sabes qué lindo es un beso solo con los labios o las pestañas? Se equivocan de morbo las películas, la intensidad está en los detalles. Dime que no es tarde para que olvidemos que las cicatrices se pasan con la sal, con el agua y la saliva.
Nací hoy, y mira que tuve tiempo de acumular pasado y hacer cosas, mojarme con la crítica y ser fruto de dardos venenosos, objeto de piropos insinceros, tal vez de ternura a ráfagas…¿tú también? Nos reconocemos.
Tal vez alguien ha hablado de más sobre tu vida o ha puesto en duda tu capacidad de “yo puedo”, tal vez no sabes cómo continuar…tal vez sueñas un mundo diferentes donde osos y murciélagos juegan al paddle y no importan razas, colores o géneros y superamos todas esa estulta idolatría del ego. Tal vez hoy nacemos desnudos de él, y ello nos hace más felices. Más iguales.
Si, hoy nacemos, nacemos otra vez, y podemos hacerlo todos los días. Sin recuerdos y sin pasado. Pero eso no se lo cree nadie, no tú ni yo, ni ellos, por eso la Humanidad anda coja, sordomuda, por eso se grita y pelea, porque cree que el pasado es eterno y que los odios hay que repartirlos. Por eso no nos perdonamos a nosotros mismos ni a nuestros semejantes y hacemos del mundo un lugar destructivo y no constructivo. Perdón, yo también fui culpable de echar granadas de mano sobre mi propia felicidad. De sentirme insegura o voluble, de criticar lo que otros hacían.
De dejar que lo hicieran conmigo.Y resulta que nacemos hoy cargados de cariño, como un recién nacido, y nos debemos abrir nuestros ojos. Nuestra imaginación, nuestro pulso, cómo vienen al mundo, qué delicia, son una verdadera preciosidad, no tienen defensa alguna y confían a flor de piel. ¿Podremos hacer lo mismo?
Si eres como yo y crees que a pesar de tu edad naciste hoy, deja un toquecito de ti en este artículo, una flor en tu ventana para que recuerdes todos los días que todos los capullos se hacen flor a cada momento, a cada instante, mientras nosotros dejamos que Cronos nos engañe pensando que pasa…cuando se ha detenido justo en el momento más hermoso: ahora.