Pedro De Lorenzo y Macías
Alma bohemia, el duende de la playa de Silgar
¡Ya el sol va cansino! Se ha desgastado en quemarnos y padecer su poderío. Las grises nieblas y nubes de amenaza lo acorralan en su despertar. Poco a poco se despereza y se impone.. Nos alegra suave y cariñosamente, siendo regocijo de la presumida Playa del Silgar.
He madrugado. Con chubasquero, sombrero de paja, la mascarilla, daba lugar a dudas: o era un espanta-pájaros o un bohemio en busca de su libertad.
Eureka! En un recoveco estaba el escultor, pincelando su obra de arena fina, mimosa y agradecida. Hablé con él; le pregunté por sus compañeros de antaño… ¡No se atrevieron a venir! Joven, enjuto, tranquilo, iba acariciando su gran obra; admirada por los pocos paseantes.
¡Sonreía feliz y lleno de la magia que emana nuestra ría, nuestra Playa del Silgar: "Alma de bohemia". Nos lleva a soñar en la plena libertad, rechazando las mentalidades sectarias y de conveniencia.
Bohemia procede del Latín "bohemius". Tiene varios significados. El que impregna las suaves y agaraminosas brisas del Silgar, es su espíritu: Huye de las convenciones sociales; en él predomina el arte, la cultura ante las novedades sociales. Sienten y aman a la naturaleza; no discriminan a ninguna persona. Expone su arte y agradece los donativos de su curioso público.
Algunos de estos artistas de espíritu bohemio viven en un portal, bajo un puente, visten de sencillez. Los de mente obtusa suelen despreciarlos, pero a la mayoría le encanta, le entusiasma el arte: "El violinista, el canta-autor, el pintor, el escritor. Sobre todo, nuestro maestro escultor. En los años 60, las Noches de Bohemia era un clásico en París. En el siglo XVIII, en París, la mayoría de autores, artistas vivían casi en la indigencia. Henri Murger, conocedor de este estilo de vivir, escribió su famosa obra "Escenas de la vida Bohemia".
También nuestro ilustre Valle Inclán estaba impregnado de este espíritu, como grandes literatos de nuestros pueblos. El mar, dual y misterioso, contagia este espíritu de ensueño, de belleza.
En el siglo XIX, en Madrid, se fusionaron autores de diversas tendencias con esta mentalidad bohemia. La generación de 98 y del 27.
Mencionamos "Aventuras, inventos y mixtificaciones de Silvestre Paradox", de Pio Baroja. "Luces de Bohemia", de nuestro paisano Valle Inclán. "Las máscaras del héroe", de Juan Manuel de Prada.
¿Quién no se emociona, no se enamora, observando un atardecer en nuestra ría, desde una terraza que ambienta a nuestra playa del Silgar?
En nuestro caminar, casi todos, fuimos atrapados por el duende de la bohemia, buscando la belleza, idealizando sueños… ¡Eran pompas de jabón, que se difuminaron! Nos quedan aquellas ilusiones y recuerdos.
Pedro de Lorenzo y Macías.
Fotografías: @Sofía Lorenzo Gómez