Marisa Lozano Fuego
La psicología, a examen
Era este un edificio grande, situado a finales de Campus Sur, una vez pasados Derecho, Biología, Químicas…se accedía a ella tras una larga caminata, lo que hacía que en días de lluvia el paraguas quedara abandonado en el suelo, roto y rendido por el temporal (chove en Santiago, treme o mundo) que bajo el cielo santiagués resultaba casi arte.
Asumíamos que en esta bendita ciudad que huele a piedra y Catedral la lluvia suele ser protagonista, y nos guiaba con su silbido a través de las horas y los pasos. Una vez allí sentados, escuchábamos todo tipo de enseñanzas: de cómo los mass media influyen persuadiéndonos para comprar diferentes artilugios, con publicidad subliminal (Psicología Social); de cómo un diseño de investigación puede presentar una media poblacional que represente la distribución de una epidemia en un grupo (Estadística); de cómo un episodio depresivo mayor tiene como mínimo duración dos semanas, y máxima varios meses (Psicopatología); también aprender lo que es un es un ataque de pánico o un delirio, aprender lógica (si p entonces q mañana r); (Pensamiento), de cómo en la amígdala(cerebro) se alojan las emociones básicas, y el lóbulo frontal desempeña tareas ejecutivas (Biología)…
Asignaturas varias, todas ellas interesantes, algunas más complejas que otras y la eterna pregunta… ¿Qué hago aquí? ¿Acaso he venido a autoanalizarme? ¿Puede un ser humano contenerse en los libros?
Era curioso cómo, en una carrera nacida en los albores de la Filosofía (antes no existía como carrera independiente, sino como rama de la misma) había tantas asignaturas de Ciencias. También lo era que por mucho que estudiábamos Farmacología, salimos de ella sin autorización para recetar, al contrario de lo que muchos piensan.
También se suele poner el acento en la posición místico-mágico de: "ah, eres Psicólogo/a...¿me estás analizando?" huelga que apetece responder:"sí, mi scanner de personas está ahora mismo leyéndote la mente y el estómago y sabe incluso lo que has desayunado hoy".
Muchos mitos respecto a la Psicología, muchas corrientes: cognitivo-conductual, sistémica, freudiana…y según cada cual las patologías o situaciones emocionales se ven no como enfermedades, sino como la oportunidad de usar las herramientas de la psique para beneficio propio y ajeno, sin necesidad de fármacos. El psicólogo alienta y acompaña, no impone.
No es una vergüenza ir a terapia cuando se necesita apoyo (caso de duelo, depresión, ansiedad, o simplemente para el autoconocimiento), ni hay una fórmula mágica para que todos los pacientes se "curen" a una, como en Fuenteovejuna. No somos médicos, es cierto. El modelo cognitivo conductual, sin embargo, si se basa en patologías, síntomas y tareas (refuerzo positivo, refuerzo negativo, castigo positivo, castigo negativo) para aplicar durante el tratamiento, que se basan en el condicionamiento clásico e instrumental de Pavlov (como se sabe, sus experimentos eran realizados con animales, condicionamiento operante le llamaron) al igual que los de Skinner (ratitas que pulsaban una palanca para recibir agua, en caso de Pavlov un perro que al oír la campanilla, asociaba esta al alimento y salivaba en consonancia). Todos ellos experimentos inofensivos, para el aprendizaje de conductas animales que se pueden extrapolar a la humana. Refuerzo positivo: si un hijo hace bien los deberes, podrá jugar un rato: (añadir algo bueno). Refuerzo negativo: si el mismo niño se porta mal en clase, se le quita la consola unos días: (quitar algo bueno). Castigo positivo: si no hemos cumplido los objetivos del día en el trabajo, nos imponemos más trabajo: (añadir algo negativo). Castigo negativo : si no hemos cumplido objetivos, nos privamos de ir al cine: (quitar algo bueno).
Este básicamente sería un modelo basado en estímulo respuestas, y se puede aplicar a las conductas más básicas para disciplinar el comportamiento o diseñar tareas. Mas, ¿qué hay de los otros modelos¨?
Según Sigmund Freud, el autoanálisis de la infancia y el subconsciente determina muchas de nuestras conductas actuales, no importan solo los síntomas, sino el pasado que nos determina (Complejo de Edipo o Electra, capas preconsciente, consciente e inconsciente: Ello, Yo, Superyo). Según Freud el Ello sería esa parte salvaje e instintiva, el Yo reflejaría nuestra cara al exterior, y el Superyo representaría la moral. Si los tres están en consonancia habría equilibrio, de lo contrario no, y es en el Ello o su incorrecta gestión donde estaría la base de muchas patologías o situaciones mal gestionadas. Posteriormente surgirían varias escuelas, como la lacaniana, que implica el papel del lenguaje en dicha terapia.
Sobre la escuela sistémica, es un concepto que parte de la cibernética, de la teoría general de sistemas de Von Bertalanffy, y afirma que un cambio en un sistema se puede producir cambiando un solo elemento.
Por tanto, para arreglar los problemas de una familia bastaría con intervenir en uno de los cónyuges, y el resto de miembros lo notaría positivamente. De aquí surgen varias escuelas, como la centrada en soluciones de De Shazer, donde se indica que el problema no es el foco de la intervención, sino la solución al mismo: no hay enfermos ni pacientes, no hay etiquetas: hay soluciones y personas que pueden ejecutarlas. Aquí no se estigmatizan los síntomas ni se nos reduce a estímulos respuesta, sino que se tiene en cuenta el contexto familiar y presente, y se barajan las tareas a realizar para mejorar la situación. Por ejemplo, la" pregunta milagro": si esta noche sucediera un milagro, y todas tus dificultades terminaran, ¿qué pasaría al día siguiente?
Posible respuesta del paciente "pues me levantaría de buen ánimo, besaría a mi pareja, después tomaríamos juntos el desayuno e iríamos a caminar"…así, con estas respuestas basadas en el aquí y el ahora, construiríamos las tareas futuras que serían la base para la solución del problema, que podría ser un distanciamiento entre ellos o cualquier otra situación abordable desde la terapia.
La terapia humanista se centra en la pirámide de Maslow, donde se nos dice que la prioridad son las necesidades fisiológicas (comer, dormir) después necesidades de apego y sociales y por último la autorrealización. Unas no pueden realizarse sin las otras, por eso hay que ir paso a paso, priorizando.
La logoterapia de Víctor Frankl nos empuja a una búsqueda de sentido existencial, buceando en una filosofía del ser.
Vistos a ojo de buen cubero todos estos modelos de terapia, y unos cuantos más derivados de ellos, se debe buscar lo mejor para el paciente, incluso mezclarlas si es menester: tomar un poco de una y un poco de otra: eso se llama eclecticismo
Podemos combinar un abordaje en el presente, centrado en soluciones, teniendo en cuenta elementos de la niñez y programando tareas cognitivo-conductuales.
Lo importante, siempre, es el bienestar del paciente, y que elijamos las técnicas adecuadas para que se recupere y adapte a su ritmo y cada vez de manera más independiente. Hasta aquí un resumen de conocimientos teóricos. Esto me enseñaron en aquella facultad santiaguesa y en algunos cursos de formación posteriores, pero la teoría no basta, todos lo sabemos.
¿Estamos los psicólogos(o licenciados en psicología) libres de sufrir ansiedad, dolor, depresión o cualquier otro tipo de caída? En absoluto. Eso no nos proporciona inmunidad, antes bien, puede que seamos más analíticos que el resto y eso no sea en ocasiones beneficioso. En numerosas ocasiones hay gente que me ha dicho "¿y habiendo estudiado Psicología no te puedes ayudar a ti misma?" y la repuesta es que, aunque poseamos los medios y los caminos varios en teoría, siempre necesitamos de otra objetividad para guiarnos. Por eso no es ético que un Psicólogo trate a su familia o amigos o a sí mismo. Se pierde la distancia emocional, necesaria en todo proceso de sanación. Tras la época de la pandemia la atención a la salud mental se hace cada vez más necesaria, y las plazas PIR (oposición que intenté con fuerza y sin éxito estudiando durante tres años) son insuficientes, por lo cual, aunque aprobemos el examen nos podemos quedar sin plaza, y no hay listas de espera disponibles. Por lo cual el sistema de Salud mental de la Seguridad Social no cubre todas las necesidades, y no todo el mundo puede permitirse un Psicólogo/a de pago…
Creo que es importante reivindicar que todos, en algún momento de nuestra vida, podemos necesitar apoyo, y que los conocimientos teóricos no siempre bastan, pues cada persona es un mundo…por otra parte, debiéramos perder la vergüenza a acudir a profesionales de la materia, es un acto de cuidado y no de vergüenza. Aun con todos los libros en la mano, podemos ser presa de una depresión y no sentirnos comprendidos, y aun con toda la fortaleza caer en un bache. Me incluyo, por supuesto.
¿Qué clase de profesionales formaría una disciplina que no somos capaces de hacer autocrítica y tener la humildad de reconocer las propias limitaciones? Obviamente, es necesario e incluso imperativo para la ética personal y profesional.
Por otra parte, para una mejor comprensión, aconsejaría abrir la mente y desechar los tópicos sobre salud mental "no necesito a nadie conmigo" "eso es para locos, "a mí no me hace falta" y animaría a la gente a conocer más detalles de esta profesión que, si bien actualmente no ejerzo, me ha abierto los ojos a muchas realidades de mí misma y del mundo, y me hace pensar que cada día ya cada momento podemos centrar nuestro presente en buscar soluciones en lugar de buscar culpables.