Jacobo Mesías
El cártel de coches: pagar más por menos
En los años veinte, un grupo de empresas compuesto por los mayores fabricantes de bombillas a nivel internacional, alcanzó un acuerdo según el cual se limitaría la vida útil de estas a aproximadamente la mitad de lo que era habitual en ese entonces. El objetivo no era otro que minimizar la competencia (reducir gastos) y controlar los precios (aumentar las ganancias).
La idea fue todo un éxito para los implicados, y sumamente perniciosa para los consumidores de medio mundo, que sin comerlo ni beberlo, se vieron obligados a soportar un injusto sobrecoste durante más de una década.
Es inevitable evocar este evento histórico al oír hablar del cártel de coches, que no es más que un grupo de fabricantes de automóviles representativo de más del 90% de las marcas que se venden en nuestro país, que se puso de acuerdo para intercambiar información sensible, obteniendo una evidente ventaja comercial que les permitía incrementar artificialmente los precios.
Bajo la denominación "Club de Marcas", el cártel tuvo su presentación en sociedad en 2015, cuando la CNMC (Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia) les impuso la que hasta la fecha es la mayor sanción de su historia: más de 170 millones de euros.
He de matizar, haciendo honor a la verdad, que la cantidad final fue ligeramente inferior, pues la CNMC condonó la multa a los "chivatos" (SEAT y sus filiales), pero igualmente se trata de un castigo de los que quitan el hipo.
Ahora bien, se preguntará el lector por qué hablo de esto en 2021. Pues porque ha sido a lo largo de este año cuando el Tribunal Supremo se ha ido pronunciando, a cuentagotas, sobre los múltiples recursos formulados por los fabricantes, agotando la vía judicial en muchos casos, y abriendo la puerta a que los consumidores reclamen.
Por lo pronto, quienes hayan comprado un coche nuevo entre 2006 y 2013, quizá puedan recuperar una parte del sobrecoste que asumieron sin ser conscientes de ello. Habida cuenta de que las marcas implicadas fueron casi todas, la probabilidad de ser uno de los afectados es relativamente alta.
La cantidad a reclamar depende de cada caso, pero en la mayoría de las ocasiones supera los 1.500 euros, pudiendo alcanzar cifras muy significativas. El importe exacto depende de datos concretos, tales como la fecha de compra, el modelo, el precio, etc.
Ahora, ya se sabe lo que toca… ¡leña al mono, que es de goma!