Marisa Lozano Fuego
Inspiración: se busca
Hoy no me sale nada con sentido. El espacio en blanco me muerde, rabioso e irónico, me hace guiños la pantalla tantas veces ensuciada con garabatos, letras, palabras, frases. El teclado golpeado con los dedos parece observarme dubitativo…eh, qué te pasa hoy…y no puedo dejar de mirarlos con una mezcla entre enfado y molestia, sabiendo que tienen razón, objetos inteligentes más allá de la lógica simple, charcos de mis anteriores fantasías, depositarios de sueños y acciones fabricadas solo para el goce de la lectura.
Sí, hoy Inspiración no viene a verme, y me pregunto si se halla comiendo un menú de la casa en algún restaurante barato, si está dormitando por resaca del Viernes, o si me ha hecho un desprecio a propósito para que la eche en falta, ya que antes me visitaba tantas veces y yo no parecía tener en cuenta su presencia, sino que la daba por sentado, como el moverse o respirar, sin ejercicio de autoconsciencia para dar cuenta de que valoraba todos y cada uno de sus movimientos de anguila, de pájaro, de cometa. Seguramente os habrá pasado alguna vez, encontraros sin nada que decir o con pocas palabras, quizás alguien me las ha robado del baúl de los recuerdos, tal vez vengan a mí cuando menos lo espere y exploten en una fusión de fuegos artificiales y lágrimas, emociones, principios y finales que construyan una historia con sentido.
Me pregunto dónde han quedado aquellas ironías finas, aquellos juegos de palabras tiernos, ingenuos y algo vainilla, las analogías floridas y los giros casi poéticos, y todo lo que parecía nacer de los índices izquierdo y derecho mientras tecleaba una nueva narrativa para intentar deleitar a los ojos , a los oídos, a la piel. Parece que el pozo Inspiración solo me acude cuando quiere, a ráfagas, a golpes y a regañadientes, y no puedo controlar su visita ni sus caprichosos embates.
Parece mentira que alguna vez haya pensado que yo la manejo, cuando está claro que le pertenezco, como a esas Musas que nos poseen en la noche y nos inspiran sueños lúbricos, inocentes o suaves, que nos hacen vivir realidades paralelas al sumergirnos en la fase narrativa del sueño. Inspiración posee ritmo y voluntad propia, un sello eterno que la hace cómplice y partícipe de nuestros sueños y esperanzas, de nuestro dolor y armonía. Se posa en las teclas de los músicos, en las letras de los poetas, y resbala muy despacito, luego más rápida y audaz, como una caricia lúbrica, como haciendo el amor sin tregua. Fabrica paisajes y personas, sentires y cópulas, desengaños y muerte, traza la curvatura exacta de cada giro y cada sensación. Inspiración, siempre discreta en los títulos de autoría, nos concede el don de creer que todo ello es obra nuestra, cuando es ella la que nos sopla, con viento huracanado y fresco, cada una de las palabras y escenarios retratados por nuestros dedos. Ella nos guía la mano y excita nuestra amígdala cerebral para fabricar sensaciones, alegría, amor, rabia, tristeza, todas ellas sacuden nuestro cuerpo y mente y nos hacen volcar en el papel, como un molde, las improntas por ella recibidas.
Ella nos hace sentir y crear, discurrir, soñar, ella inmortaliza con su toque magistral todos nuestros pesares, angustias y fantasías inenarrables.
Ella es la Maga, La Bruja, la Hembra, el Hombre, la Tentación y la Pureza, el Camino, el Cáliz, la Sombra, el Éter. Por ella se han movido imperios y pintado techos de Catedrales, redactado Constituciones, Leyes, ella ha escrito cartas de Amor y Despedida, poemas y fórmulas químicas.
Ella es sin lugar a dudas la Madre de toda la magia, la culpable de nuestros giros lingüísticos, la muñeca que guía la mano que mueve el dedo que redacta el texto, la historia, el cuento.
Hoy no me sale nada, Inspiración me ha abandonado, y es por ello que yo le escribo, audaz y apasionadamente, o con timidez y esperanza, como solía hacerlo ella conmigo, para que tenga compasión y venga a dotarme de nuevo del regalo de su presencia. Para que pueda sentir en las yemas ese movimiento suave que fabrica palabras e hilos de vida.