Milagros Domínguez García
¡Alto a la Guardia Civil!
Días atrás nos enteramos por los medios de comunicación de un hecho trágico y escabroso como fue el hallazgo del cuerpo sin vida de un profesor jubilado en su propia vivienda con signos evidentes de una muerte violenta. Tuvimos también al tiempo conocimiento de que esta persona fue encontrada gracias a la pericia y perspicacia de dos Guardias Civiles de Seguridad Ciudadana que durante un control rutinario y tras una labor concienzuda llegan además a detener al que posiblemente sea el autor de esa muerte violenta.
En cuanto leí la noticia, me di cuenta de algo que no aprecié al leer en distintos medios, ni siquiera a través de la institución, y es el hecho de la importancia que tiene para la seguridad ciudadana el no alertar de los controles en nuestras carreteras.
Si bien es cierto que existen campañas de concienciación al respecto, quizá un hecho tan real y cercano podría servir de ejemplo para todos aquellos que piensan que advertir de esos controles es una labor “solidaria”, cuando lo cierto es que se convierte en un coladero que ampara actitudes negligentes y, en algún caso como el que cito, podrían dar al traste con la detención de una persona capaz de asesinar a otro ser humano e irse de compras con su tarjeta de crédito.
¿Qué habría pasado si alguien advirtiera a este conductor de la presencia de la Guardia Civil?
Pues seguramente que los esquivaría y pasarían días antes de que el cuerpo de la víctima fuese encontrado, y vaya usted a saber si después se podría dar con el autor (en el caso que lo sea, ya que no seré yo quién no respete la presunción de inocencia).
En cualquier caso el mensaje está ahí, la importancia de nuestros actos y la responsabilidad que debemos mostrar sobre ellos debería ser prioritaria para nosotros ya que, como decía mi buen padre: “Quien bien hace la cama, bien se acuesta en ella”.
En la vida aprendemos, a veces a fuerza de desengaños, que no todo el mundo es bueno y, lamentablemente, los hay que son peores. Por esa razón no entiendo que a día de hoy se sigan recibiendo destellos luminosos mientras conducimos de personas que, sin saber de qué palo vamos, nos advierten de la presencia de la Guardia Civil en un acto, no sé si de rebeldía, intentando evitarnos una multa y sin pensar que, como dice la DGT, “Si adviertes de los controles, dejan de ser eficaces”, cuando lo que hay que hacer es eso que hicieron los conductores que se cruzaron con ese vehículo, a los que sin duda alguna hay que aplaudir por haber entendido el mensaje y que gracias a su actitud cívica ese coche llegó a donde debía llegar para que los Guardias llevaran a cabo esa labor que tan bien conocen y hacen, y a los que hay que agradecer y felicitar por sus óptimas observaciones que aunque no haya evitado una muerte, sí dará la oportunidad de que se haga justicia y esta persona sea juzgada y de ser el culpable, condenada.
Si los vemos lo mejor y más responsable es dejar que el destino obre y que, "cada palo aguante su vela", ya que "si nada tenemos que ocultar, nada debemos temer".