Guillermo M. Meijón-Corujo (Mito Meijón)
Economía social, la gran apuesta pendiente
¿Conoces la Economía Social (ES)?, ¿has desayunado con leche Feiraco o cenado productos Coren? Si es así, formas parte del ciclo de la ES. Entonces, ¿cómo puede ser tan desconocido algo que a la vez está tan presente en nuestro día a día?
Hace unas semanas hablaba con unos amigos acerca de uno de los temas que desde hace años me suscita interés, que no es otro que el de la Economía Social y me sorprendió enormemente que la mayoría de ellos (todos del ámbito de la economía) pensase que de lo que estaba hablando era de políticas sociales.
Por definición la ES, según la Ley 5/2011, de 29 de marzo “engloba un conjunto de actividades económicas y empresariales que, en el ámbito privado, llevan a cabo entidades que persiguen, o bien el interés colectivo de las personas que lo integran, o bien el interés general económico o social”. En otras palabras, son empresas en las que se sitúa a las personas por encima del capital.
He de reconocer que hace años, para mi, el término de Economía Social englobaba apenas una ligera idea de lo he podido conocer hasta hoy. Fue durante mi etapa en la Facultad de Ciencias Económicas de la USC cuando tuve la suerte de ser alumno de Maite Cancelo, de la que siempre apunto que fue la primera mujer decana de nuestra facultad y que actualmente es directora del CECOOP además de coautora del Libro Blanco de Economía Social en Galicia, y pude aprender mucho más sobre este fenómeno en auge.
Más allá de los ejemplos mencionados en las primeras líneas, la Economía Social es un importante motor económico en España y Galicia, suponiendo para nuestra comunidad, según estimaciones del CECOOP un 7% de nuestro PIB. Una estimación muy a la baja debido a las dificultades de medición, aunque no solo aportan cuantitativamente sino también cualitativamente pues debemos destacar los valores y beneficios sociales que representan a través de la democratización de las empresas, por destacar algunos, la potenciación de la contratación de mujeres, su presencia mayoritaria en el rural contribuyendo a la cohesión territorial y el fomento de los contratos laborales indefinidos.
En definitiva, el desarrollo de la Economía Social es beneficioso en términos económicos y sociales y goza de perspectivas de futuro, en términos de crecimiento, positivas, que deben ir acompañadas del apoyo de la administración pública en forma de difusión de estas formas jurídicas y la reducción de burocracia para facilitar el optar por ellas, así como también de su incorporación a los planes de estudios universitarios.
Apostemos por ella.
Guillermo Meijón.
Presidente de la Asociación de Estudantes de Económicas e Empresariais