Carlos Regojo Solla
Waldirene
Es un encuentro casual en una mañana recién estrenada, luminosa y fría, preludio de un día igualmente luminoso que iría ganando calor con las horas. Ella se acerca al trote de un footing suave seguida de su mascota que interrumpe su trote para enredarse con la mía en un juego amistoso como si se hubiesen conocido de siempre. Surge la conversación usual, la que trata sobre nuestros animales, ese saludo común, siempre el mismo entre los que paseamos a nuestros perros, una jerga muy limitada que, a veces, da de sí durante bastante tiempo. En un momento la conversación gira hacia una foto que ella quiere mostrarme y es entonces cuando del almacenaje de galería de su Smartphone surgen sus obras.
-Espera, -me dice en un castellano perfecto con un notable deje brasileño que te trae al recuerdo una samba de Río. -está más adelante. Estos son cuadros míos...
Había pasado dos imagenes conocidas, una representaba a unos peliqueiros del carnaval de Laza y la otra a la Rapa das Bestas, posiblemente de Sabucedo, ambas de un realismo sorprendente
- ¡Para! -le dije - ¿quieres decir que estas son son fotografías de cuadros? ¿Tuyos?... ¿Pintados por ti?
-Si -responde -Yo soy pintora -añade con propiedad.
Waldirene Silva viene de exponer en marzo pasado en el Liceo Casino de nuestra ciudad. Me dice que pinta la actividad lúdica de las tradiciones y romerías gallegas buscando en los ojos de la gente la expresión de su felicidad en el momento del esfuerzo, por lo que acerca sus pinceladas al realismo del retrato casi a la identidad de la fotografía y da fe de ello tanto en la pintura pequeña como en la pintura monumental.
Su estilo es académico figurativo y su técnica es óleo sobre lienzo. Me cita a Sorolla, su maestro como una meta a la que llegar.
Nace en julio de 1968 en el estado brasileiro de Minas Gerais y ya desde el 90 inicia su temprana carrera.
Lleva expuesto con notable éxito en Contagem y Cidade Industrial en Brasil, en Madrid, Ourense, Santiago, Vilagarcía y ultimamente en Pontevedra.
En 2013 y 2014 obtiene en su estado natal de Minas Gerais el primer y segundo puesto respectivamente en el Concurso Historia del Ejército, 12 batalhao de Infantaría do Exército.
Su adaptación al espacio hace del lienzo un juego de dimensiones. Expande y contrae la pintura con todo el vigor que le depara la visión inquieta de sus ojos inquietos y expresivos pintados a su vez en la piel morena de su cara. Se explica con el vigor de la pasión cuando te habla de los hombres y mujeres gallegos plasmados en óleo sobre lienzo con ese estilo realista de quien plasma lo que ve como lo vemos todos.
Consigue en sus exposiciones que un tercero sorprenda el momento en que el visitante contempla su pintura y hace que parezca que todo es pintura con una nueva dimensión añadida. El lienzo absorbe al espectador y lo integra en la escena de forma que cualquier personaje es intercambiable tal es la exactitud de la escena.
Tal vez, rozando la interrupción en la entrevista, intuyendo un camino a recorrer me atrevo a sugerirle algo sobre el componente gallego que no muestra: el de las romerías de los santos milagrosos, tan extendidas, la devoción religiosa a las vírgenes. La fiesta tiene el componente de la resaca. No sé, se me antoja que lo mismo que un feligrés o una feligresa sube arrodillada las escalinatas de una iglesia o la llevan viva dentro de un "cadaleito", Waldirene podría expresar la otra cara del festejo tal es la quietud realista de la muerte.
La noto educadamente interesada.
En la despedida me quedo con la pregunta de si sería factible incluir en uno de sus cuadros a una Chica de Ipanema entre las mariscadoras gallegas en la bajamar de una de nuestras playas.