
José Manuel Corral Peón
La Guardia Civil celebra el 178º aniversario de su fundación
El día 13 de mayo de 1844, su Majestad la Reina Isabel II firmó el segundo y definitivo decreto fundacional de la Guardia Civil que llevó a conformar la primera fuerza de seguridad pública creada en España con ámbito nacional destinada, según el tenor literal del Real Decreto, a "proteger eficazmente las personas y las propiedades", con unos criterios muy concretos y restrictivos en cuanto a la selección del personal, "…servirán más y ofrecerán más garantías de orden cinco mil hombres buenos que quince mil, no malos, sino medianos que fueran".
El Duque de Ahumada su fundador, en la Cartilla de la Guardia Civil, donde se recogieron las normas y la doctrina por la que debe regirse el benemérito Cuerpo, perfiló con maestría y acierto la idiosincrasia del guardia civil, con valores tales como: la disciplina, la capacidad de sacrificio, el espíritu benemérito y la lealtad que con el paso de los años se mantienen y acrisolan la trayectoria de la Guardia Civil, que ha sabido adaptarse a las demandas de los nuevos tiempos sin necesidad de perder sus señas de identidad, conservando intactas sus tradicionales virtudes que desde entonces vienen adornando su trabajo diario.
Hoy, con la lectura del decreto, dará comienzo en muchas localidades de España un sencillo pero emotivo acto institucional para conmemorar el aniversario de la fundación de la Guardia Civil, con el que se pretende honrar a todos los compañeros que perdieron su vida en el cumplimiento del deber y reconocer públicamente el mérito del trabajo realizado por nuestros predecesores.
Es la Guardia Civil un Cuerpo integrado por hombres y mujeres que nació con vocación de servicio a la ciudadanía y a los que hoy, con ocasión de la celebración del 178 aniversario de su fundación, desde mi posición de guardia civil jubilado, quiero felicitar por la extraordinaria labor que continúan realizando ya que son ellos quienes llevan en sus manos el testigo y que cada día, con entrega y orgullo, mantienen intacto el legado de tantos y tantos hombres que hicieron de la defensa y protección del ciudadano su divisa.
Y no podría olvidar a quienes antaño crearon lo que hoy es herencia. Quienes se desvelaron y, quizá sin saberlo, crearon una estela de dignidad y coraje, que dieron su palabra en prenda y se entregaron para construir con desvelo el sendero que por caminos inciertos sus pasos encaminaron, con la única certeza de la entrega por una causa tan necesaria como justa como es la defensa de los que necesitaban su ayuda para paliar el desamparo. Hombres leales, valientes y aguerridos que sentirían hoy el orgullo de que el legado, fruto de su trabajo, se mantiene firme y vivo.
Yo hoy puedo decir que miro con el mismo orgullo el pasado y presente de ese Cuerpo del que fui parte y que con firmeza siento que el futuro está en buenas manos ya que seguirán llegando hombres y mujeres capaces de dar gloria al pretérito y proseguir con el honroso linaje del espíritu benemérito por el que siempre viví.