Marisa Lozano Fuego
Literatura y clásicos
El otro día conversaba con una persona sobre el hábito de la lectura. Personalmente, los libros siempre estuvieron presentes en mi vida, me criaron con ellos y desde pequeña recuerdo que me leían cuentos, me estimulaban a leer cuanto cayera en mis manos, desde un tebeo a un clásico, porque todas las publicaciones enseñan y forman de alguna manera. Así, recorrí las bondades de Dickens, Lorca, Cervantes y Castelao, igual que las historias de los Cinco de Enid Blyton o las aventuras de Mortadelo y Filemón de Ibáñez, por supuesto sin pasar por alto las ocurrencias de Mafalda y sus amigos, de Quino, que me enseñaba en unas cuantas viñetas la filosofía existencial y vital en los ojos de unos niños que llevaban nombres como Libertad, Felipe o Manolito, siendo cada uno de ellos prototipo de una clase social o una diferentes neurosis.
Sí, tuve suerte, los libros siempre estuvieron a mi alcance para enseñarme, guiarme y acompañarme, de forma que nunca me sintiera sola si había uno de estos compañeros de papel al lado. Más tarde, cuando ejercí mi faceta de profesora de enseñanza no reglada, observé que los chavales no leían tanto, o no las mismas cosas que antes, mayormente se nutren de la red y sus publicaciones para adquirir cultura y parece que el libro en papel estuviera siendo desplazado por la era de la informática. Atrás quedan, parece, las leyendas de Bécquer o los sonetos Quevedianos, hoy día parece que se leen por prescripción académica y a regañadientes, cuando muchos hemos crecido con la belleza de "Los Ojos verdes", o "Amor constante más allá de la Muerte". Hoy en día, en la era de Tik Tok, Instagram y demás aplicaciones, abrir un libro y sentarse a leer parece cuanto menos poco moderno o fuera de onda. Sin embargo, también pude constatar que, motivando al alumnado lo bastante y enfocando con entusiasmo cada contenido clásico, podía hacerles llegar el mismo entusiasmo que me habían producido a mí cuando los estudiaba y leía.
La forma de transmitir contenidos influye mucho en cómo en oyente los recibe, si se enseña con pasión e ilusión eso prevalece en los resultados. Probablemente no se pueda llegar a todo el mundo igual, pero sí al menos impulsar una sed de conocimiento similar en la otra persona, lector, lectora, que conociendo las raíces y el mensaje de un poema renacentista, y su paralelismo con un sentimiento expresado hoy en día mediante canciones y música, pueda interpretarlo mejor y desarrollar un comentario de texto fluido e intemporal. Es una de las principales vías de motivación para la lectura de literatura clásica, y de la lectura en general: establecer vínculos con los sentimientos contemporáneos, y las vías de comunicación actuales. El sentir humano, siendo este considerado como amor, nostalgia , pasión, dolor, celos, ambición, alegría, es una constante a través de los siglos. El corazón humano no ha cambiado tanto, cambia la forma de expresarlo y el formato físico, cambian las vías de difundirlo, pero la esencia es la misma. Sentimos, gozamos y sufrimos igual. Por eso un poema de amor del siglo XVIII sigue vigente en la actualidad, por eso una leyenda de batalla y honor tiene sentido a día de hoy: porque seguimos siendo, como decía Blas de Otero, "fieramente humanos", y cambia el continente pero no el contenido.
Por ello la literatura tiende puentes, es una línea continua en el tiempo y no un iceberg aislado, por ello las obras han de ser contextualizadas y leídas según su marco temporal, pues todo ello conforma la idea global de su mensaje. Podemos entenderlas si entendemos la psicología de los autores, la idiosincrasia de los personajes, el mensaje central de sus letras. Podemos escribir un texto hoy en día que refleje valores intemporales o que aborde los principales tópicos de la Filosofía Existencial: Amor, Muerte, Pérdida, Nostalgia, Honor.
La literatura aborda numerosos campos humanos y múltiples temáticas que, finalmente, acaban confluyendo en los mismos temas y valores de siempre. Al transmitirla por vía oral o escrita hacemos vivas las palabras y valiosos los principios humanos, y dibujamos paisajes diferentes, con personajes ricos en matices, con historias de vida múltiples , cada una de las cuales nos hace vivir un universo nuevo.
Asimismo, se hace presente la valía del libro y el periódico en papel, nada destierra todavía el olor, el tacto y la rutina de pasar las páginas una a una desde el sillón o desde la terraza de una cafetería, observando la multitud que pasa. Las publicaciones digitales han ganado adeptos y tienen la ventaja de ser rápidas, interactivas y dinámicas, pero un e-book todavía no degrada a los volúmenes escritos en papel, con tapas duras y hojas oliendo a nuevo, a antiguo, con el tacto de las palabras impreso en él.
Finalmente, los seres humanos buscamos una especie de compañía que las letras nos donan a través de los años y los siglos, sea mediante literatura oral, cuando empezaron los primeros romances, cantados por juglares, hasta la literatura escrita impulsada por la imprenta, con todo el patrimonio y evolución que la escritura aporta a nuestra vida.
Así pues, seamos o no amantes de los clásicos, sin duda no podemos negar la historia contenida entre tantas páginas, el sello inconfundible de Psicología e Historia contenida en tantos volúmenes, y el testimonio humano que contienen las diferentes narraciones, con sus personajes y peripecias, reflejados en las novelas de fantasía, históricas, poemas y leyendas que la literatura nos deja, como testigo vivo y fiero de las vivencias pasadas.