Manuel Pérez Lourido
Conciertos
Los conciertos de música son espectáculos en los que participan el grupo o solista que interpreta la música y el público asistente. Decimos que el público también participa porque nos estamos refiriendo a conciertos de música moderna, no de música clásica. La forma en que puede participar el público será un tema a analizar en otra ocasión, ahora veamos la composición del público.
El público de conciertos se divide en dos grandes tipos: aquellos que van a disfrutar del concierto y aquellos que van a disfrutar de la compañía y la charla de la persona que los acompaña, que termina (lo quiera o no) formando parte también de este segundo grupo. Por regla general, a las personas del primer grupo les toca al lado un representante del segundo, se trata de un efecto denominado "la vida es así", en virtud del cual la alegría por poder disfrutar de la actuación de una banda que te gusta se ve amortiguada por el coraje que te entra al tener que aguantar las chapas de los que tienes al lado, a los que con gusto les dirías un par de cosas cargadas de ironía y sobre todo de mala leche pero te tienes que cortar porque uno de ellos mide casi dos metros y no conviene tentar la suerte.
Hay un subtipo de público dentro del primer grupo (recordemos: los que están allí para disfrutar de la música) que está formado por los que se saben las canciones y corean las letras. Este subgrupo se divide a su vez entre aquellos que están dotados para el canto y quienes era mejor que no abriesen la boca. Normalmente estos últimos son los más entusiastas, vociferantes y comprometidos con la involuntaria tarea de destrozarte los tímpanos. Entre estos por un lado y los que están charlando por el otro, dan lugar al efecto "¡socorro!" también denominado "tierra,trágame".
Por supuesto, cómo dejar fuera de esta clasificación del público a los elementos que pasan a cada rato por delante o por detrás de ti (alguno intentando incluso atravesarte) portando gigantescos y bamboleantes vasos de cerveza que derraman con generosidad sobre tu organismo, sin duda con la intención de refrescarte.
Puede darse el caso, porque cosas más difíciles se han visto, que a pesar de todo consigas disfrutar de la música durante un rato. En ese hipotético y extraordinario supuesto, está contemplado por una especie de ley inexorable la aparición de un sujeto de notables dimensiones abriéndose camino entre quienes te rodean y que termina plantándose justo delante de ti. "La madre que te parió" se llama el efecto generado. "Ahora entiendo por qué la peña se droga en los conciertos" piensas inmediatamente, mientras desistes y te abres paso en franca retirada, pisando unos cuantos pies y generando mal rollo mientras pides perdón a diestro y siniestro y te vas a contemplar el escenario desde una distancia considerable, pero con mucha mayor tranquilidad.
Los conciertos de música son espectáculos que encierran más espectáculo que el meramente ofrecido por los artistas.