Manuel Pérez Lourido
Estar bien
Solemos responder "bien" cuando alguien nos pregunta qué tal estamos o qué tal nos va. Incluso aunque la pregunta vaya más allá del mero ritual de un saludo, es lo que solemos contestar, salvo que nos acaben de diagnosticar un cáncer o nos haya llegado la factura de la luz. Esto último hace nada sería tomado como una broma y cada día que pasa lo es menos.
¿Qué entendemos por "estar bien? ¿Es no padecer ninguna enfermedad grave o no sufrir porque la padezca un ser querido?, ¿es llegar a fin de mes sin sobresaltos?, ¿es no tener ningún temor por nuestra situación laboral a corto plazo? Desde luego, no lo es gozar de una situación personal tan extraordinaria que no exista preocupación alguna en el presente o en el horizonte. Eso simplemente no existe. Y de existir habría que plantearse si seguimos vivos.
Y aquí podemos detenernos un momento, tampoco demasiado, que hay que terminar de leer esto, qué es para cada uno de nosotros "estar bien" y de paso plantearnos si "estamos bien" de acuerdo con nuestros propios parámetros. Junto a esto está la noción de "ir tirando", que es una forma dictada por la cortesía para no dar envidia a nuestro interlocutor. La gente que contesta que "va tirando" le pone sordina a su diagnóstico positivo no tanto por humildad como por ambición: aunque no le va mal, le gustaría que le fuese mucho mejor. O eso o es gallego, y el enunciado puede significar cualquier cosa. "Ímola virando" es una frase que he escuchado en este contexto, me refiero al contexto en que me pasmo de la habilidad del gallego para resultar inescrutable.
Del mismo modo pero en sentido contrario, nadie va por ahí diciendo: "mi vida es una mierda" cuando le preguntan por ella. Nadie es capaz de contestar así, y no por educación o por recato o por vergüenza, sino porque hacer esa confesión es el último paso antes del abismo. No me pregunten a qué me refiero con eso del "abismo": puede ser una cosa distinta para cada persona, pero en el momento en que uno verbaliza que su vida es una mierda, todo está perdido. Eso ya no hay quien lo remonte. "Porque lo digas tú", estará más de uno o una pensando ahora. Y hacen bien. Siempre conviene poner en entredicho lo que te dicen, de forma oral o escrita. Sobre todo si te dicen, escueatamente: "estoy bien".