Bernardo Sartier
La caza
Las cacerías suelen tener muy mal pronóstico. Fraga le descerrajó un tiro en el culo a la hija de Franco y por poco no llega a ministro de información y turismo; a Bermejo, fiscal general del Estado entonces, lo cacharon pegando unos tiros con Garzón y fue cesado al día siguiente; al mismo Garzón se le destiñó la fachada de "rojeras" cuando se supo que andaba a la berrea con Bermejo, o sea por Cazorla y a la procura de cuernos (luego la hija de Garzón se enfada cuando destronan a su padre de la pole de los progres: ¿pero dónde has visto tú, hija de mi vida, a un progre matando gamos indefensos?). Incluso al Monarca, a Don Juan Rey le tembló la corona cuando aquello de los elefantitos de Botswana. Entonces por poco no se proclama la III República y se nombra como primera presidenta a la Reina Sofía (he visto cosas más antinaturales, por ejemplo que Doña Botella sustituyera a Ruín Gallardón). Lo de Fraga no tuvo enmienda, quiero decir que reincidió y se fue de cacería cuando lo del Prestige, empeñando -y perdiendo- Xunta y elecciones. Por tanto, yo borraría del manual de esparcimiento de cualquier gobernante el ocio cinegético. Sigo.
A Mario Conde el "postureo" "escopeteril" en la Salceda, con la elite, le generó tantas envidias que terminó en la trena tapándose el tafanario con la mano cuando se le escurría el jabón en la ducha. En lo mismo, pero por distintos motivos, anda ahora Bárcenas, que incluso acude a liturgias multireligiosas de esas en las que se imparten bendiciones y se rezan antifonarios que lo mismo valen para un mahometano, para un católico practicante o para un seguidor de Pitita Ridruejo. Es posible que Bárcenas intuya que eso coadyuvará a mantener incólume su virginidad rectal. Un machote como él haría cualquier cosa con tal de evitar la desfloración de su retaguardia (yo también) incluso disfrazarse de María Dolores de Cospedal (yo tampoco). A finalidad análoga sirve esa ropa antiviolación diseñada en EEUU, que obliga a desistir del iter criminis al delincuente. Su único problema es que para quitarla se necesita desactivar una combinación de 132 dígitos, con lo que, en trance de cópula por subidón vas y le dices a la parienta "aguanta, Luzdivina, que no sé dónde dejé el password". Pero estaba con lo de las cacerías. La única que recuerdo con buena prognosis fue La Caza, de Carlos Saura, que ganó el Oso de Oro en el festival de cine de Berlín. Y aun esa peli terminaba con una muerte.
O sea, que antes de salir de caza métase en un parquin "disuasorio", que aunque no se sepa muy bien de qué disuade, disuade mucho: "A ver, Sartier, que usted parece tonto, coño: disuade de aparcar ¿se entera?" "¡Ah! Pero ¿no se aparca en ellos?" "sí, hombre, sí, pero evitan aparcar en los del centro". "Aaah, entonces le debe ser como esas calles "humanizadas" por las que antes de "humanizarse" se conoce que paseaban jabalíes ¿no?" "Mismamente, Sartier, mismamente"
Coda. A mi diIecto ortógrafo de cabecera, Don josemaria, que ya loó mi artículo "Devuélvanme mis pezones": prometo no volver a escribir geta (en determinados países sudamericanos se escribe con "g" o con "j" indistintamente) con "g"siempre que usted, a su vez, se comprometa conmigo a separar su nombre compuesto, que lo junta; a acentuar la "María", que no lo hace y abrir el signo de interrogación cuando lo cierre, que en tal omisión incurre en su académica reconvención. Y a no llamar gramática a lo que específicamente es simple ortografía. Lo de simple lo digo porque Baroja faltaba a ella y a la sintaxis. Claro que yo estoy lejos de ser Baroja, aunque seguramente esté usted a exactamente la misma distancia de ser Lázaro Carreter. En cuanto al deseo de que quede con dios (la minúscula es deliberada) no puede ser. Entre otros impedimentos porque dios, que me sabe clerófobo, ateazo y descreído, no quiere quedar conmigo. Lo que no me incomoda, porque yo, con Miller, creo que la mejor oportunidad que ofrece la vida es la de ser un simple humano: incluye el conocimiento de la muerte, del que ni siquiera dios goza. Otra cosa: salga usted del armario de twitter, hombre de dios, dé la cara, identifíquese y deléitenos con su prosa. Y aquí entre nosotros, que no nos oye nadie, a mí me importan, de verdad, el estilo y el contenido; la ortografía -se lo juro- me importa tres cojones. ¡Ah! se me olvidaba: es la última vez que le rescato