Pedro De Lorenzo y Macías
¡El Orfeón Pontus Veteris encandila a AFAPO, Centro de día para enfermos de Alzheimer!
¡Cuánto sufrimiento, cuánta angustia, cuánto dolor! Escuchamos hablar del alzhéimer; esa enfermedad que va mermando nuestra capacidad memorística, nuestra facultad de pensar. ¡Lo más cruel!
Cambia la conducta y personalidad, siendo una problemática para ellos y su entorno.
A esta enigmática enfermedad la consideran como una demencia, ya por los cambios de razonamiento, de recordar, de comportarse. No es un parámetro de nuestro envejecimiento; es el resultado de mutaciones cerebrales que empiezan años antes de que aparezcan los síntomas, originando pérdida de neuronas y sus conexiones.
Visitamos Afapo (Centro de día para enfermos de alzhéimer); nos recibe el director Don Marcos Fontenla González. Nos interesamos cómo enfrentarse a esta problemática y que métodos utilizan.
- Nosotros no estamos especializados en tratamientos farmacológicos, que nos ayudan en nuestros objetivos. Tenemos distintos talleres que son cognitivos, actividad de la vida diaria, laborterapia, musicoterapia y psicomotricidad. Nuestra finalidad es aliviar la soledad y que se sientan como una familia. Contamos con talleres cognitivos, actividades para reforzar la memoria. Tenemos departamento de psicólogos, que nos detallan los gustos, preferencias de cada enfermo.
Compartimos actividades lúdicas y de ocio, como manualidades, participación en juegos; lecturas, visionado de películas y otros productos audiovisuales. Lo que más le agrada es la musicalidad.
Con nosotros conviven unas ocho horas. Tenemos reuniones con sus familias y orientamos cómo afrontar el día a día con su entorno familiar.
Don Marcos Fontenla nos va mostrando el recinto; observamos una decoración muy colorista, positiva; todo muy bien ordenada y el cuidado, que, con mimo y cariño, los ayudantes tratan a estos mayores, que sufren y sienten soledad.
Nos comenta que, cuando escuchan música o canciones, ellos las cantan, bailan. La musicoterapia es muy necesaria, donde las bandas sonoras tienen un efecto estimulante imprescindible para la mejora de los pacientes.
Nos encontramos con el Maestro Manuel Antonio Pintos y sus cantores. Están preparando su concierto. Con su habitual cordialidad, viene a nuestro encuentro.
- ¡Buen día, Maestro! ¿Con qué repertorio nos vas a deleitar?
- Aquí tienes el programa. Siempre cantamos alguna más. Es muy gratificante el compartir unas horas con estas personas; viven la música y con sus emociones, nos congratula a todos los grupos que los visitamos.
Antes de su inicio, posan todos para recuerdo de la posteridad.
Observamos el nerviosismo de nuestros amigos. Suena la música y cada persona se traslada a sus tiempos vividos. Hay lágrimas de emoción.
En muchas canciones ellos se suman con sus voces y bailan. Marcos Fontenla invitó a bailar a una abuela; nos emocionó a todos. El personal que los cuida, se implica…, ¡estamos en el jardín de las mariposas! Alegría, lágrimas de añoranza y disfrute de todos.
Estuvo presente Don José Torres Corredoira, un gran amigo ingeniero que se preocupa cómo viven nuestros mayores.
Finaliza este evento con un vals: "El de las Mariposas". Algunos se animaron y recordaron esta estrofa:
"Dime si tú, hoy
Quieres bailar con el son de
El vals de las mariposas conmigo
Quiero bailar, sí
Quiero bailar con el son de
El vals de las mariposas, contigo".
Muy emocionante; ya muchos tenían que regresar a sus hogares. Los demás quedaron para realizar esta foto para su vivencia, y poder paliar el olvido de sus sueños.
La mayor felicidad es la que comparte con los demás su alegría, su musicalidad, sus tiernos cuidados, con las personas que sufren.
Una experiencia muy positiva y generosa, ya por los cantores, ya por el personal que los cuida.
Gracias a todos ellos.
Ensayo: Copyright © Pedro de Lorenzo y Macías.
Fotografías: Copyright © Miguel Selas Canga.