Rafael FJ Rios
Pensiones I
España ha venido desarrollando a lo largo de décadas de democracia una legislación laboral que determina la preponderancia de una tipología de empleo que podría resumirse así:
Por cada 100 € que la empresa invierte en pagarle la nómina a un empleado, tiene que poner adicionalmente un mínimo de 62,65 € más que de inmediato la Política los toma y echa a correr: a partir de este hecho los empleadores se miden muy mucho en cada puesto de trabajo, analizando en profundidad costes y productividad. ¿Resultado?: mayoritariamente sueldos bajos (nivel educativo poco exigente >>> nivel profesional a la altura), empleos de nivel bajo y medio, jóvenes que no entran al mercado de trabajo en 10 ó 15 años (falta de exigencia en la educación), asunto que viene traído del ronzal desde hace décadas. Por cierto, SMI = ¡¡¡200.000 de las antiguas pts!!! ¿por qué estos ilustres no abren una empresita y le van pagando a los aprendices este nuevo salario mínimo? Los únicos que emplean, que son las empresas, se cargan con altos costes laborales que retraen la posible contratación de empleados a causa de las obligaciones de la legislación política.
Continua intervención en la vida de las empresas realizada por ideólogos que no han trabajado en su vida y que son militantes del único pensamiento que los rodea y profesan: el Estado como amo. Condena de la empresa, de sus beneficios, de la libertad capitalista de creación de riqueza. Absoluta preferencia por la intervención donde no la llaman: todo el poder para la subvención, la ayuda, la paga, el subsidio… y para los impuestos, sonajero de esta burocracia incompetente. Todo antes de crear un entorno dinámico y competitivo capaz de generar riqueza mediante la creación de puestos de trabajo por quien sabe y puede, la empresa, la forma más democrática y solvente de resolver los problemas. Puestos de trabajo libres de costes políticos añadidos, libres de intervenciones antieconómicas y poniendo de patitas en la calle a todos los vividores de nuestros impuestos mediante subvenciones, ayudas, comisiones… etc, comenzando por estos sindicatos chutados de dinero público: a ganarse el pan con el sudor de vuestra frente, o sea, con las cuotas que pague el personal. Ni un duro de nuestros impuestos.
A nivel cuantitativo el mercado laboral generado es un modelo de ineficiencia en cuanto se mantienen altos niveles de desempleo a lo largo de décadas, sin que las sucesivas legislaciones, intervenciones y ocurrencias redunden en beneficio del empleo: todas ellas orientadas al aumento de la burocracia y contra la productividad en la empresa, única medida -muy dependiente del nivel educativo- que incrementaría de forma real los salarios y la remuneración total del trabajador.
A tener en cuenta la actual medición oficial de la tasa de paro que ha elevado su nivel de interpretación hasta las bajuras del peronismo utilizando la terminología de los inútiles: se empieza por intentar esconder las partes para que ya nadie crea en el todo:
Algunas mediciones más para acotar el nivel de productividad de la nación:
En resumen, una legislación laboral intervencionista, cegada por su conocimiento inútil, que ha provocado durante décadas un paro permanente que va del 10% al 25 % de la población activa: semejante caída de la riqueza nacional -y de la trayectoria vital de la ciudadanía- solamente puede aguantarla un país a la deriva, una sociedad civil inerme ante el poder político y sindical. Esta burocracia anémica, prendida del dinero de nuestros impuestos, que tiene el cuajo de mantener sin empleo a una porción impresionante de trabajadores durante más de 40 años sin despeinarse. Hasta la victoria final.
Entonces, ¿las pensiones? Pues como el carajo del empleo. Son su continuación fidedigna. Si hay millones de personas que no tienen un empleo y otras tantas que no trabajan y, además, esta cantidad se mantiene casi regular a lo largo del tiempo, de décadas, ¿qué pensiones generan? Las del endeudamiento mi cuate. Deuda y a callar. Déficit para pagar a los parados, deuda para pagar las pensiones. Desde aquellas imágenes de los jubilados griegos manifestándose fuera de sí por las calles de Atenas clamando porque les habían sacado el 40% de su pensión, siempre creí que nuestros gobernantes tendrían un fin último de responsabilidad. ¡Qué error más grande! A la ineptitud suman la absoluta falta de responsabilidad, guiándose de forma exclusiva por mantener el poder a toda costa hasta las siguientes elecciones.
¿Cómo se comienza a solucionar la estabilidad de las pensiones? Con empleo. ¿Y cómo? Meter actividad en donde no la hay, sacar de una vez parados de la cola del paro e ingresar mucho más en las arcas del Estado bajando impuestos, cotizaciones sociales y bajando intervención política en la vida laboral y en la empresa mientras ensanchamos de una esquina a otra el territorio del empleo. ¡¡¡Es hora!!!