Beatriz Suárez-Vence Castro
El talento, los pechos y el idioma
A las mujeres sólo hay una cosa que nos molesta más que un comentario sexista hecho por un hombre: que el comentario sexista lo haga una mujer. Si encima es una compañera que sabe perfectamente de qué va el tema, nos burbujea la sangre.
Hace una semana, en la ceremonia de entrega de los premios SAG en los Ángeles, la actriz Sofía Vergara fue presentada por su colega Julie Bowen con una frase antológica: "Estados Unidos ama a Sofía y sus pechos".
Las dos trabajan en una serie Modern Family que rompe con muchos tópicos y prejuicios sociales gracias a un humor inteligente y nada ofensivo. Pero Julie después de varias temporadas participando en ella, parece que no se ha enterado. Sofía intenta con su papel acabar con el arquetipo de mujer latina cañón que se abre paso en la sociedad americana a golpe de braguetazo. Y lo consigue. Porque riéndose de ella misma, nos hace reír a los demás. Utiliza su físico sí, como todos los actores, pero lo hace con talento. Ese talento que su compañera se ha olvidado de resaltar poniendo por delante la talla de sujetador.
Por si la faena no estuviese completa, la ocurrente y simpática Julie recordó al público que el inglés de Sofía está todavía bastante verde. En la serie, Sofía exagera su acento latino y construye mal algunas frases. Haciendo esto ayuda a caracterizar al personaje y resaltar su punto cómico.
El acento de nuestra lengua materna no se pierde nunca ni tiene por qué perderse. Otra cosa es que cada uno intente hablar inglés o cualquier idioma que no sea el suyo lo más correctamente posible. Siempre se notará que somos latinos, alemanes o chinos cuando hablemos inglés por muy bien que lo hagamos. Y si nos ponemos puristas ni siquiera los americanos, como Julie, hablan inglés. Hablan americano, que es una cosa parecida y nadie se lo reprocha. El inglés no es el único idioma del mundo por mucho que sea la lengua internacional standard, seguido muy de cerca, precisamente, por el español. Tampoco Estados Unidos es el único país del planeta porque sea el más poderoso.
Cuesta entender cómo alguien que se dedica a una profesión, la de actriz, que te enseña a ponerte en el lugar de otra persona, que además vive en un país en el que la presencia latina es cada vez más importante y que trabaja en una serie tan poco convencional, haya recurrido a los más rancios clichés para presentar a una compañera.
Si quiso ponerse irónica, tampoco la hemos entendido. Nos ha hecho recordar aquello tan tremendo de que las mujeres que destacan sólo lo hacen si tienen "dos poderosas razones".
Las mujeres no somos locas susceptibles que nos ofendemos por cualquier comentario. Ni nos hemos convertido en enemigas de los hombres. Sabemos perfectamente que no somos iguales a ellos. Reclamamos un trato igual, que no es lo mismo. Recordamos cuando alguna vez se olvida que ambos géneros somos, ante todo, personas. Y cuando alguien, en el trabajo y en la vida, sea hombre o mujer se dirige a nosotros o nos presenta preferimos que lo haga al menos "con dos dedos de frente".