Vicente G. Rivas
La agenda de Wert y los malpensados
Mira que somos malpensados en este país. En cuanto escuchamos "la Policía ha puesto en marcha una operación..." lo primero que nos viene a la cabeza es la clase política. Algo similar ocurre con Pepe, no el que se va pa´Alemania, sino el del R. Madrid. Surge su nombre y nuestra mente no se inclina en compararlo con una hermanita de la caridad, y todavía trato de encontrar los motivos de esa inquina teñida de azulgrana o rojiblanco.
El lío que se ha montado por la no presencia del ministro de Educación y Cultura en la gala de los Premios Goya no es de recibo. Porque sí, señoras y señores, en esta España nuestra, que va camino de recuperar aquello de ser un Imperio, somos muy dados a criticar por criticar, a dar carta de naturaleza al dicho de 'Piensa mal y acertarás' y no puede ser ¿Alguien se ha molestado en preguntar al ministro Wert por las causas de su ausencia? ¿Algún avispado periodista ha indagado para saber qué "motivos de agenda" le impiden acudir?
Lo más sencillo es recurrir a la descalificación de la persona, del cargo público, y como aquí, las gentes, nosotros (en general, como el chiste) seguimos al pastor como si fuésemos un rebaño cualquiera, a la hora de caer en el insulto, la ofensa, el ultraje o el escarnio, no nos detenemos un instante a meditar acerca de que quien nos dirige es un sector privilegiado que pone toda su intensidad en el oprobio movido por una ideología que en otros tiempos no muy lejanos se denominó de 'la ceja'. Así que dejémonos de cuentos y no utilicemos falsedades como que existe persecución alguna hacia el mundo del cine.
Carecen de sentido las críticas. Podemos pensar que el ministro el domingo por la noche también trabaja y prefiere estar inmerso en la corrección de los nuevos libros de texto para que no se confunda la roja Educación para la Ciudadanía con la azulada y nueva asignatura Educación Cívica y Constitucional, exenta, claro está, de cualquier tinte ideológico que la enturbie.
O tal vez al titular de Educación y Cultura le toque planchar esa noche o tiene un viaje importante para estar al día siguiente en algún sitio en el que su presencia es verdaderamente apreciada. No, en este país lo primero que pensamos es "claro, claro, no va porque no quiere ser protagonista de silbidos, abucheos y cualquier sonido gutural que vaya en contra de su persona". ¡Pero desde cuándo a un ministro de este Gobierno le han intimidado las reprobaciones, adquieran estas la forma que sea! Ya lo dijo Gallardón: "Ningún grito me hará abdicar de mi compromiso de reformar la ley (del aborto)". ¿Y si en realidad tiene una cita ineludible a esa hora a la que se celebra la gala del cine español relacionada con las becas Erasmus? No, cosas así ni se nos pasan por la cabeza. Alguno de esos malpensados, sabedor de la afición al fútbol merengue del ministro se habrá preguntado incluso por el horario al que juega su equipo. También en esto se equivocan porque el partido es el día anterior.
Esto es como lo de Aznar y no asistir a la Convención del PP en Valladolid. Siguiendo con las alusiones 'gatunas' del gran Carlos Floriano, si se encuentra el bigote es que no se ha afeitado o ahora lo lleva rasurado pero José María, ese fin de semana, no podía debido a que tenía que firmar la hipoteca del estudio que ha adquirido en Marbella y sabemos bien lo complicado que es hacerse un hueco en otro tipo de agendas, la de los notarios.
Dejemos en paz a José Ignacio Wert. ÿl prefiere laborar antes que acudir a fiestas de medio pelo, o como dirían los jóvenes, con quienes mantiene una conexión especial, a 'fiestuquis' de la farándula de donde no sale nada positivo más allá de actitudes poco decorosas y nada ejemplarizantes desde el punto de vista de la moral y la salud.
Que sepan todos que, como él no puede ir por esos 'motivos de agenda', Mariano Rajoy ya tiene sustituto: Cristóbal Montoro, que de pequeño quería ser actor.