Vicente G. Rivas
El Club de la Tragicomedia del Gobierno, todos los viernes
Hace no mucho los viernes se consideraban el mejor día de la semana porque llegaba el merecido descanso. Nuestros colegas europeos creen que en realidad los españoles mucho no laboramos. ¡Anda que no! Lo hacemos tanto y a tal velocidad que ahora disponemos de millones de pisos vacíos. Somos eficientes. Otra cosa es que no se vendan pero ¿están o no están construidos? Las cosas han cambiado. Con más de cinco millones de parados y miles de paisanos en el exterior por ese "espíritu aventurero" que Dios o Santa Teresa, la Virgen del Rocío o la Peregrina (que para eso Mariano es de Pontevedra), los viernes son un suplicio.
Los que ahora se han convertido en despojos sociales con cartilla de subsidio, alcanzaban la jornada previa al 'finde' con la ilusión de quien al día siguiente descansa, tiene que hacer la compra, la limpieza general, preparar algo 'distinto' con los niños pero sin aguantar al jefe. El desempleo la ha transformado en preludio de dos jornadas de no salir. No hay un euro y los céntimos que quedan son para cosas menores como pagar la luz o comer.
Lo viernes ya no son lo que eran. Por no poder ya ni siquiera está a nuestro alcance encender la televisión, así que tiramos de la radio de pilas, y a quien no le guste el fútbol, pues a se aguanta. Mi abuela solo compra jamón de Guijuelo porque "es único en ellll munnnddoooooo".
Menos mal que este Gobierno que los mismos santos y divinidades antes mencionados nos han dado, como piensa en todo, decidió hace tiempo dedicar los viernes al público, al estilo de los espacios televisivos. La escenografía es austera pero impactante. No se necesita mucho para poner en marcha el Club de la Tragicomedia de la rueda de prensa post Consejo de Ministros.
En él tenemos de todo. El humor lo pone Arias Cañete, por ejemplo, con las anillitas del jamón. ¡Qué buenos, el jamón y el ministro! Ahora se va a Europa. Dicen ya le han preparado un stand especial para sus actuaciones. Y qué decir de Báñez con sus explicaciones sobre la reforma laboral ¡Qué papelón! Dicen que iba a ser candidata del PP en Andalucía pero Rajoy ha dicho que no puede prescindir de ella porque cada vez que sale a la palestra sube la audiencia ¿Por qué se creen que miden tanto sus apariciones? Es como Belén Esteban en Sálvame. Cuando cae el share, aparece como 'Princesa del Pueblo'.
Tampoco falta la tensión. Sí, en efecto, el máximo exponente en esta faceta es Montoro. Con esas caras se palpa el estrés, la tirantez entre el público. Es de los mejores. No convence pero acojona. Aunque sin llegar al nivel del anterior, sucede algo similar con Fernández Díaz. Con ese tono pausado, se parece al cura con el que preparabas la Primera Comunión que con volumen eclesiástico, con eco y todo, te decía aquello de "¡Hay que ser bueno, portarse bien, porque si no se acaba en el infierno, erno, erno, erno!" Y uno se portaba bien entonces, con 8 años, y ahora cuando habla el titular de Interior porque en cualquier momento te sale de la pantalla de televisión un antidistubio con una porra, un Guardia Civil con sus pelotas o un guardia de seguridad.
En este Club de la Tragicomedia no todos están a la altura. Se ve que Soria es amigo del presidente porque si no ahí no permanecería. De hecho su presencia es limitada y por razones distintas a Báñez. Al igual que Ana Mato. Sigue leyendo sus discursos, da igual de lo que hable, ella los lee para no perderse nada. También es comprensible puesto que un día que estaba distraída apareció un Jaguar en su garaje mientras en el jardín de su casa se celebraba una fiesta con mucho confeti. Y ella sin enterarse. Gallardón forma parte de este grupo. Era la gran esperanza azul pero sus últimos monólogos sobre el aborto y su contrarreforma le han hecho perder credibilidad. Pasar de progre a ultra en tan poco tiempo está al alcance de muy pocos. Fraga intentó el camino contrario y casi lo consigue, pero pasar de ultra a nacionalista a través de la creación banco gallego, te resta un poco de credibilidad, pero solo un poco que hablamos de Don Manuel.