Bernardo Sartier
¡Yanquis de mierda, váyanse al carajo!
Entró en la trena Del Nido y en un nido cabe esperar que hagan cama volátiles. Mirlos blancos afirmarán los seguidores sevillistas, pero en el caso del mandamás futbolístico el estamento judicial parece haberse decidido por la categoría del pájaro de cuenta. Y es que don José María cobraba por minutas profesionales, en connivencia con los regidores marbellís ("cachulis" y "rocas" que meaban contra el viento en el Rocío y observaban Picassos mientras cagaban) lo que no estaba escrito en las normas de honorarios de los colegios de abogados. Y todo por un simple informe. Qué no cobraría por una demanda. Como la prisión tiene sus códigos a lo mejor resulta que ahora don José María, al agacharse a por el jabón, repara en que mejor picapleitos de provincias, rábula modesto pero honrado a millonario enrejado. Pero, tarde "piaches".
Un abogado va a necesitar Nicolás Maduro, que de tan en su punto va a caer como fruta de la presidencia. Maduro conducía una guagua, o sea un autobús, y cuando lo veo, bigote y cintura de rueda de tractor, me acuerdo de un personaje de comic, "Manolón, conductor de camión". Maduro pasó del gremio sindical a segundo de Chavez, que a su vez había evolucionado de la arepa al golpe de Estado, de ahí a la cárcel y del trullo a la presidencia de la república en una tan azarosa como brillante carrera cuyo culmen fue el "¡Yanquis de mierda, váyanse al carajo!".
Venezuela, qué gran país, se asoma al abismo de la guerra incivil dejando atrás mejores tiempos económicos, que yo me acuerdo cuando en los sesenta venían mis tíos de Caracas y el Bolívar estaba, al cambio, casi a las mismas setenta y dos pesetas en que estaba el dólar, y los tíos te dejaban, obsequiosos y como quien no quiere la cosa, una Minolta para fotografiar la aburrida monotonía franquista: "ahí les dejo esta vaina", y la vaina era un cámara que aquí valía un potosí.
Ahora, Venezuela tiene que importar papel higiénico como materia de primera necesidad porque aunque quisiesen utilizar el de periódico para la nobilísima tarea de abrillantar el tafanario, el gobierno ha puesto aquel tan por las nubes que muchos rotativos han tenido que cerrar. No es que no haya noticias, es que no hay papel.
Más allá del papel se ha contado lo de Messi, al que hemos visto "potear" en los informativos. Tendencia al vómito tiene el pibe, que ya no es la primera vez. Y para celebrar tan fausto acontecimiento todas las televisiones reprodujeron la arcada y el devuelto más veces que el documental ese de la "2" en el que el ñu es zampado por un cocodrilo, pero aquí con moviola y repetición de la jugada. Se conoce que el vómito de Messi es más noticia que la bota de Putin sobre Crimea.
Termino con las quejas al Multamóvil de Lores, previas a su puesta en servicio. Perplejidad periodística por algo que no habiendo entrado en servicio haya podido recibir denuestos y reclamaciones preventivas. Pero vamos a ver: ¿no recibió Bush quejas por sus bombardeos? ¿Y no fue alguno de esos bombardeos preventivo? Pues con el Multamóvil lo mismo. Queja preventiva. Qué coño