Diego Ventura arma el taco y Andy Cartagena le acompaña en su salida a hombros
Por Ramiro Espiño & Diego Torrado
Jinete y cuadra. Binomio perfecto para triunfar. Diego Ventura es un gran jinete, de eso a estas alturas ya no cabe ninguna duda, como tampoco de que tiene una cuadra de caballos espectacular, quizás la mejor del mundillo actual. Pero además, el caballero luso-andaluz entiende el espectáculo del rejoneo como pocos. Sabe ganarse al tendido, conecta inmediatamente con la afición hasta hacerla casi partícipe de sus faenas, de ahí que no sea de extrañar que al finalizar las mismas buena parte del tendido pida con vehemencia los trofeos para el rejoneador, como si fuesen para ellos mismos.
Si el pasado año su triunfo en San Roque fue arrollador, en esta ocasión no se quedó atrás. Cuatro orejas y fuerte petición de rabo en su segundo toro. Si bien la segunda oreja de su primer enemigo se antoja un poco excesiva, la faena que le hizo al quinto de la tarde posiblemente fuese merecedora de ese rabo solicitado con estruendo desde los tendidos, como justo premio tanto al jinete como a su hermosa cuadra, especialmente a su caballo "Morante", con el que armó el taco y terminó de meterse al tendido en el bolsillo, cuando caballo y jinete, por este orden, después de poner unas espectaculares banderillas, dedicaron al toro unos "besitos" en lomo y testuz.
El orden de lidia lo abrió Andy Cartagena. El de Benidorm empezó un tanto frío, sin conseguir conectar con el tendido. Exhibió también, eso si, unos admirables caballos, pero falló en la suerte suprema, con un rejón de muerte trasero que le obligó a echar pie a tierra para descabellar, lo que consiguió no sin esfuerzo, con una tardanza que hizo enfriar aún más los ánimos.
Cambió su suerte en el cuarto de la tarde. Cartagena salió decidido a buscar el triunfo, quizás espoleado por las dos orejas que ya había conseguido por entonces su compañero de terna, Diego Ventura. Y lo logró. Hizo un rejoneo vistoso, variado, ejecutando ajustados molinetes, alguno de los cuales llegó a hacer que el toro tocase al caballo. Sensacional la cuarta banderilla que ejecutó al violín, tras un doble molinete en la cara del toro. Luego se adornó con una exhibición de doma y monta, haciendo bailar a su caballo en la cara del toro para conseguir dos orejas y abrir como el año anterior la puerta grande.
Lo de Diego Ventura es puro espectáculo desde el mismo momento en que aparece montado en cualquiera de sus caballos. Además del ya citado "Morante", destacó por su belleza de estampa "Oro". Todos sus movimientos son pura armonía. Como una especie de comunión perfecta entre jinete y montura. Sabe interpretar el arte del rejoneo y llega al corazón del tendido para hacerlo ponerse en pie.
Sin embargo su faena fue de menos a más. En el primero de su lote estuvo sobrio, como más comedido. Dejó dos rejones sin demasiados alardes, aunque se lució en una de sus especialidades, las banderillas al quiebro, para terminar colocando el sombrero en la cabeza del toro. Su acierto con el rejón de muerte hizo el resto y las dos primeras orejas fueron para él.
Luego llegaría el quinto de la tarde, para cumplir el dicho de que no hay quinto malo. Pero si no lo hubo en esta ocasión fue porque el jinete no lo permitió ya que quizás fue el toro más justo de un buen encierro. A pesar de un par de inoportunas caídas ante el caballo, Diego Ventura supo sacarle todo el partido que tenía hasta hacerlo bueno. Desde una espectacular carrera lateral por todo el ruedo, montando a "Nazarí", ciñendo todos los lances, hasta el pasaje ya comentado cuando caballo y jinete besan al toro, para terminar con un certero y fulminante rejón de muerte, que puso en pie al tendido. Otras dos merecidas orejas y paseo triunfal un año más.
Joao Moura apuntó maneras, pero también bisoñez en algunos lances. Con la tradicional vestimenta a la "federica" que suelen llevar los rejoneadores lusos, estuvo discreto en su primero, citando y recortando pero a excesiva distancia, lo que le impidió transmitir y conectar con el tendido. No se le puede negar las ganas de agradar, que incluso le llevaron a colocar una segunda banderilla corta pese a que la presidencia se lo había prohibido. Como además falló en lo que viene siendo uno de sus puntos a mejorar, los rejones de muerte, el silencio despidió su puesta en escena.
Mejoró ligeramente en el que cerraba plaza, en el que tomó nota de lo que habían hecho sus compañeros e intentó subir la intensidad de su faena. Lo logró sólo a medias. Lo suficiente para que la generosidad del tendido le permitiese tocar pelo, cortando una oreja.
FICHA DE LA CORRIDA:
Diego Ventura corta cuatro orejas, Andy Cartagena dos y Joao Moura una
ANDY CARTAGENA: Un rejón de muerte ligeramente trasero y descabello al primer intento (silencio). Un rejón de muerte algo trasero y descabello al primer intento (dos orejas). Sale a hombros por la puerta grande.
DIEGO VENTURA: Un rejón de muerte algo desprendido pero muy efectivo (dos orejas). Un certero rejón de muerte que hace rodar al toro de forma fulminante (dos orejas y fuerte petición de rabo). Sale a hombros por la puerta grande.
JOAO MOURA: Dos rejones de muerte desprendidos y descabello al segundo intento (silencio). Pinchazo y un rejón de muerte (una oreja).
Incidencias: Tercera corrida del ciclo taurino de la Peregrina. Cuatro toros de doña Carmen Lorenzo, uno de San Mateo (el segundo) y otro de San Pelayo (el tercero), bien presentados y que dieron un excelente juego para la lidia a caballo. Algo más de tres cuartas partes del aforo cubierto.