A juicio por violar a una mujer en las escaleras de la iglesia de San Francisco y en el parking de Barcelos
Por Natalia Puga
Un pontevedrés se sentará la próxima semana en el banquillo de los acusados de la Audiencia Provincial de Pontevedra por presuntamente haber violado a una persona especialmente vulnerable en las escaleras de acceso a la iglesia de San Francisco y en el parking de la plaza de Barcelos.
La Fiscalía considera que es autor de un delito de agresión sexual continuada y el próximo martes 4 pedirá al tribunal de la Sección Cuarta de la Audiencia que le condene a trece años y medio de prisión y seis de libertad vigilada, así como la prohibición de aproximarse a menos de 300 metros de su víctima, su domicilio, lugar de trabajo o cualquier otro que frecuente, así como la prohibición de comunicarse con ella por cualquier medio, durante un tiempo superior en cinco años a la pena de prisión que se acuerde.
La Fiscalía recoge en su escrito de acusación que su presunta víctima padece esquizofrenia hebefrénica y trastorno de inestabilidad emocional tipo límite y que ya en el año 2007 un juzgado de Pontevedra determinó que es "absolutamente incapaz para regir su persona y administrar sus bienes". Esta enfermedad le produce alteraciones de la afectividad, voluntad, pérdida de la iniciativa y pensamiento desorganizado.
El fiscal hace hincapié en que la capacidad de la víctima para prestar un consentimiento, en cualquier circunstancia de su vida, está influido por su enfermedad. Además, sostiene que la noche de los hechos, en la madrugada del 6 al 7 de mayo de 2017, el acusado le facilitó bebidas alcohólicas hasta que comenzó a encontrarse indispuesta y dejó de ser plenamente consciente de las decisiones que tomaba.
Aprovechando su embriaguez y las limitaciones que habitualmente padece por su discapacidad, según la Fiscalía, el acusado la llevó a la plaza de la Herrería. Tirándole del bolso, la subió a rastras a la parte alta de las escaleras de la iglesia de San Francisco. Pese a la inequívoca y expresa negativa de la chica a mantener relaciones sexuales con él, intentó besarla, a lo que ella se negó.
Para conseguir su propósito, el acusado la agarró, le quitó la ropa, se bajó sus propios pantalones y la violó mientras ella gritaba e intentaba sin éxito zafarse de él por su mayor corpulencia y por el estado en el que se encontraba. No utilizó preservativo.
A continuación, la conminó a vestirse y la llevó hasta el aparcamiento de la plaza de Barcelos tirando de su bolso, que acabó roto. Una vez en el interior del aparcamiento, la introdujo en una habitación, y allí de nuevo la violó mientras ella pedía que la dejase, lloraba y chillaba. Ella llegó a propinarle al menos un puñetazo en la nariz.
El acusado estuvo en prisión provisional por estos hechos desde dos semanas después de los hechos hasta el 16 de octubre de 2017, esto es, 146 días. Desde que recuperó la libertad, se le impuso la prohibición cautelar de aproximarse a menos de 300 metros de su víctima, su domicilio, lugar de trabajo o cualquier otro que frecuente, así como la prohibición de comunicarse con ella por cualquier medio.
La Fiscalía también pide que el acusado indemnice a su víctima con 100 euros por las lesiones causadas y con 75.000 euros por los daños morales causados.
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