No es una huelga de recogida de basuras, es el día a día del entorno del Teatro Principal
Por Manu Otero
Contenedores a rebosar, basura amontonada en el suelo, presencia de bichos, ratones, malos olores y pésima imagen. El entorno del Teatro Principal, en pleno casco histórico de Pontevedra, vive en un escenario constante de huelga de recogida de basuras. Lo peor es que no existe tal protesta. Los camiones acuden regularmente a vaciar los depósitos, pero lo hacen en la peor hora posible, durante los turnos de comidas de los más de diez restaurantes que perviven en la zona. Los clientes se molestan y los hosteleros están hartos. Exigen una solución inmediata, pero todavía están a la espera, tras conversaciones informales con otros concejales, de una cumbre con el responsable de la ordenación del territorio y movilidad, Césareo Mosquera.
"Los dueños de los locales afectados hemos planteado dos soluciones. Sacar de ahí los contenedores sería la más efectiva, otra opción sería cubrirlos con placas de madera para taparlos, por la estética, y hacer una recogida más constante para evitar olores y desinfectar con mayor frecuencia", pide el encargado del MoMa Music Hall, que tiene cinco contenedores desbordados frente a la entrada del local y a menos de tres metros.
"Alguna vez se nos ha colado algún ratón en el local", reconoce uno de los dirigentes de la Taberna Zentola, muy preocupado por las consecuencias que los problemas de salubridad están provocando en los negocios de la zona. "No es agradable estar comiendo al lado de un contenedor y que venga un camión de la basura, que gotea, dejan olores y tenemos que limpiar la calle", protesta.
El daño más evidente que sufren estos negocios es la imagen. Durante la mayor parte del día estos contenedores están repletos, por lo que los usuarios tienen que dejar muchas veces las bolsas en el suelo. Además no hay contenedores de cartón ni de vidrio, por lo que muchos optan por tirar todo en el mismo recipiente y otros por colocarlos en las montañas de cartón que se generan al lado de las escaleras del Teatro Principal. "Al ver esto los clientes se van", admiten en la Zentola. "Existe una baja notoria de clientela, hay protestas constantes y está afectando a la facturación de los locales", añaden desde el MoMa.
Especialmente molesto resulta que, a la hora de solicitar las pertinentes licencias de actividad, la administración local es muy exigente en el cumplimiento de las normas de protección de la estética del casco viejo. "Los primeros que deben cumplir las normas y dar ejemplo son el Concello y Diputación teniendo en cuenta que están al lado del Teatro Principal y del Liceo Casino", reclaman los hosteleros.
Pero las consecuencias de esta falta de limpieza son mucho más profundas. Además de estar constantemente sucios, los contenedores están rotos y cubiertos de pintadas. Asimismo, "generan olores insoportables" y constituyen un lugar perfecto para la proliferación de cucarachas, ratones y ratas. Al no poder cerrar la tapa porque están desbordados, "atraen palomas y gaviotas que rompen las bolsas y dejan desperdigados muchos residuos en el medio de la plaza", protesta el encargado del MoMa, el establecimiento más afectado por este problema.
"Da un aspecto muy sucio, insalubre. Los ratones se pasean mientras estás sentada en la terraza, ademas del olor que desprenden. Todo esto perjudica a todos los bares y la gente prefiere otras terrazas. Es muy asqueroso", explica una clienta habitual.
"Se trata de un problema de sanidad en una plaza que contiene varios restaurantes con terraza pagada", afirma un hostelero que pone voz al malestar de los dueños del MoMa Music Hall, Taberna Zentola, Jaqueyvi, Bocaito, Restaurante As Campás, Ice Wolf, Merris, La Cata y La Quesería.
La seguridad es otro factor que está en juego. Hace unas semanas tuvieron que acudir los bomberos al lugar para apagar las llamas que se originaron en uno de estos contenedores, que estaba lleno de papeles y plásticos. La extición fue rápida, pero las cenizas se quedaron en la plaza hasta el día siguiente, cuando un operario de Ferrovial, al que no le correspondía retirar ese tipo de residuos, decidió depositarlos de nuevo en el contenedor a petición de clientes y hosteleros.
El hecho de que se trata de los únicos contenedores de la zona, los otros más cercanos están en la Praza de Curros Enríquez o en la Praza da Verdura, contribuye a incrementar el volumen de residuos diario. Hosteleros y vecinos del lugar echan sus bolsas de basura allí a diario, por lo que una mejor distribución de los colectores serviría para aliviar ligeramente el problema.
Por todo esto, los hosteleros reclaman una reunión con el responsable de esta área para hacerle ver las penurias que llevan años soportando. "Soterrarlos sería la solución ideal", dicen en la Zentola, pero se conforman con un cierre de madera que acabe con el feísmo y el compromiso de incrementar los períodos de recogida para evitar la saturación de estos días, en plenas fiestas de A Peregrina, en los que incluso se depositaron palés de madera.
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