Los héroes que evitaron una masacre en Mali: "Dices: ¿en serio? ¿esto me está pasando a mí? No te lo esperas. Te parece mentira"
Por Natalia Puga & Cristina Saiz
No por conocida y repetida su gesta pierde mérito. El pasado 24 de febrero los soldados Richard Ríos y Daniel Gómez, el brigada Óscar Néstar y el sargento primero Pedro Varela evitaron una masacre en la base de Koulikoro, el principal centro de entrenamiento y formación de la misión de entrenamiento de la Unión Europea en Malí, EUTM-Malí. Los cuatro pertenecen a la Brigada Galicia VII, Brilat; formaban parte del contingente militar español destacado en el país africano; y tuvieron distintos grados de implicación en neutralizar el ataque terrorista de dos vehículos con 1.000 kilos de carga explosiva, suficiente para arrasar el contingente multinacional que a esas horas, las tres de la madrugada dormía.
Días después de que la ministra de Defensa, Margarita Robles, impusiese a los soldados Ríos y Goméz la Cruz del Mérito Militar con distintivo rojo y al brigada Néstar y el sargento primero Varela la Cruz del Mérito Militar con distintivo azul, PontevedraViva ha hablado en la base General Morillo de la Brilat en Figueirido con dos de estos héroes de Mali. El soldado Ríos y el brigada Varela rememoran, una vez más, la proeza, demostrando que todavía quedan puntos de vista por explorar y que la concienzuda instrucción militar que se realiza antes de acudir a cada una de las misiones internacionales del Ejército español resulta útil.
"Lo que más se me pasaba por la cabeza es que eso fuera mentira, parece que no es real, pero lo que haces es intentar hacerlo, con la instrucción que uno tiene, lo mejor posible. Sabes cómo tienes que retroceder, sabes que tienes que buscar la mejor posición para poder responder, para ponerte a cubierto... era lo que pensaba en ese momento", recuerda el soldado Ríos, vecino de Huelva de 30 años actualmente destinado en la Brilat. A él el ataque le sorprendió haciendo la guardia nocturna y, para hacerle frente, relata que tiró de todos esos conocimientos adquiridos en la instrucción.
El sargento primero Varela, vecino de Vigo de 41 años, forma parte del Equipo de Desactivación de Explosivos que neutralizó 500 kilos de explosivos del vehículo que no explosionó durante el ataque y confirma que la eficacia de esa preparación previa. "Antes de cada misión, nos preparamos con la información que tenemos de la zona de operaciones y sí que habíamos valorado una posible, aunque lejana, posibilidad de un ataque a la base, a lo mejor no con esta cantidad de explosivo, no de este estilo, pero sí que nos habíamos entrenado, habíamos hecho casos similares", indica y asegura que esa instrucción previa "sí que es suficiente, y se ha visto, se ha notado".
Ambos hacen un balance positivo de hasta qué punto les ayudó esa instrucción previa y ambos coinciden también en su reacción a la condecoración recibida. A mayores de reconocimiento del Ministerio de Defensa, también les fue concedida la máxima distinción de la Unión Europea por una actuación que, según coinciden todos los informes y valoraciones oficiales realizadas, evitó un gran número de muertes y permitió que en este grave atentado terrorista, el primero desde el inicio de la misión europea en Mali, tan sólo resultasen heridos un civil y dos soldados malienses.
"No es algo que vayas buscando", insiste el soldado Ríos, sino que "ha pasado, me ha tocado, hemos hecho nuestro trabajo y se nos ha reconocido por ello". El sargento primero Varela redunda en ese sentido del deber: "hicimos nuestro trabajo, como lo hubiéramos hecho sin nada más". Por supuesto que están agradecidos, pero indican que "tampoco nos esperábamos nada". Y no se les escapa que el reconocimiento recibido por la Unión Europea, además, resulta positivo para "la imagen de España para el exterior".
Esta mezcla de modestia y sentido del deber no debería permitir olvidar lo valiente de su acción en plena noche y que, pese a la formación previa que les hizo reaccionar de forma rápida y eficaz, les sorprendió como al que más. "Te sorprende. Dices: ¿en serio? ¿Esto me está pasando a mí? No te lo esperas. Te parece mentira", reconoce el soldado Richard Ríos, que cumplía en Mali su primera misión en el exterior y está ya dispuesto y deseoso de otra más cuando su unidad así se lo demande.
Nadie mejor que él para recrear lo ocurrido. No fue de los primeros escuchar los tiros fuera de la base, sino que fueron sus compañeros que estaban en la puerta trasera, los soldados Pousada y Rodríguez, que preguntaron por el sistema de comunicación interna al responsable de la guardia, el sargento Patiño, si había programado algún ejercicio nocturno. Confirmado que no, que era un ataque, ya empezó a escuchar los tiros desde su posición.
"Me alerté y estaba pendiente de lo que podía pasar. Ya se escucharon los tiros en la proximidad, le informé al sargento de que eran claros, que estaban atacando mi posición, y ya vi aparecer el vehículo", relata. Tuvo tiempo de avisar a los soldados malienses que estaban en el acceso y se replegaron, aunque finalmente resultaron heridos, y empezó a defender la base. "Cuando vi el vehículo lanzarse hacia la puerta, fue cuando tuve claro ya de dispararles" y pensó que se asustarían, pero los atacantes siguieron directos hacia el acceso. "Cuando vi que se abalanzó ya no había capacidad de duda, tenía que reaccionar".
El segundo vehículo llegó tiempo después de que este se abalanzara, rompiera la puerta y quedara ya parado ahí a un lado. No puede concretar cuánto tardó, pero sí que fue su compañero, el también condecorado soldado Daniel Gómez, el que le avisó de que se acercaba y, gracias a su alerta, se salvó. Se quitó, literalmente, del medio, se acercó a la posición de su compañero y se dispusieron a volver a defender la base, pero ya no fue necesario, pues explotó. Su guardia todavía se prolongó varias horas, hasta que, con la situación ya calmada, le dieron el relevo.
Una vez que ese ataque se frustró, llegó la intervención también heroica del brigada Óscar Néstar, jefe del Equipo de Desactivación de Explosivos, y el sargento primero Pedro Varela, encargados del posterior proceso de desactivación de los artefactos que permitió asegurar la zona. El ataque sorprendió al sargento primero Varela en la zona de descanso. Notó la detonación y ya se alertó, encendió el sistema de comunicaciones y siguió el devenir de los acontecimientos, Pasados los momentos iniciales, y terminado el proceso de seguridad de la base y todos los protocolos de seguridad, les alertaron y empezó su labor.
Comprobaron in situ que había entrado un vehículo, lo habían detenido y que otro vehículo había intentado entrar a través de los daños causados por el primero, que dejó la barrera de acceso a la base rota, pero no lo consiguió, de modo que se detonó. Esa detonación provocó que la carga del otro vehículo, que en ese momento no sabían si era explosiva o no, se vaciase y saliese fuera del vehículo, de modo que su trabajo era "reconocerlo, establecer si tenía algún peligro y quitar del medio ese peligro". Una vez revisado, comprobaron que sí había explosivo, lo alejaron de la base e intervinieron hasta "neutralizarlo por completo".
No aporta detalles ni concreta el tiempo empleado, sino tan sólo que fue más de un día de trabajo, y que resultó "largo más que complicado" porque "es lo que estamos haciendo en la instrucción diaria" y se habían entrenado para un escenario similar. En este caso, "lo más novedoso que tenía el ataque era la cantidad de explosivo", pues en el norte del país ya se habían dado casos similares a este, pero con menos carga.
La sorpresa no fue tanta ante el tipo de ataque, pero sí reconoce que hasta ese momento la base nunca había sido asaltada, de modo que "el ambiente general era no relajado, lógicamente, porque sabemos dónde estamos, pero sí que había cierta tranquilidad".
Pese a esa sanción de calma generalizada que había marcado la parte inicial de la misión, se cumplían todos los protocolos, "la guardia, la seguridad, se tiene que seguir haciendo exactamente igual que si nos están atacando día sí día no". Nos se olvida de la importancia de esa instrucción previa, que ya pudo comprobar en sus misiones anteriores en Kosovo y Afganistán, pues gracias al "entrenarte para ese momento, esos segundos, reaccionaron a la perfección".
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