Policías e inspectoras de Trabajo confirman que en el club Peinador se ejercían "actividades de alterne", que las trabajadoras niegan
Por Natalia Puga & Cristina Saiz
En octubre del año 2014 en el Hotel Club Peinador de Mos "se realizaban funciones de alterne y prostitución" y un porcentaje mayoritario del personal estaba en situación irregular. Esta es la conclusión que llevó en su día a la Fiscalía de Pontevedra a presentar acusación contra B.D.M.S., en aquel momento administrador de la empresa Josmifran S.L., propietaria del local, por un delito contra los derechos de los trabajadores y a pedir su condena y el cierre del establecimiento. Este jueves, policías e inspectoras de Trabajo y Seguridad confirmaron esas conclusiones ante un tribunal.
Policías e inspectoras fueron los protagonistas este jueves del juicio celebrado en la Sección Cuarta de la Audiencia Provincial de Pontevedra contra B.D.M.S. y contra el actual administrador de la empresa, en su caso, como responsable civil. Ante el tribunal confirmaron todos los informes realizados en su día y dieron fuerza a las tesis de la Fiscalía, si bien tanto los acusados como cuatro trabajadoras que estaban en el local cuando en octubre de 2014 se realizó la inspección que dio lugar a esta causa judicial negaron tales circunstancias.
La Fiscalía sostenía en su escrito de acusación inicial que el club estaba "dedicado a actividad de alterne y prostitución, así como a hospedaje". Este jueves, tras la celebración del juicio, la fiscal modificó ligeramente sus conclusiones y retiró de su escrito de acusación definitivo esa alusión específica a la actividad de alterne y prostitución. De todas formas, a la hora de hacer llegar a los magistrados de la Audiencia sus conclusiones, insistió en que esa actividad sí se realizaba.
La fiscal se centró en su acusación en que en ese club se detectaron en 2014 delitos contra los derechos de los trabajadores y ratificó que pide que el administrador sea condenado a tres años de cárcel por presuntamente dar ocupación laboral a 41 trabajadores y tan solo dar de alta a 13 en el Régimen General de la Seguridad Social, de modo que 28 estaban en situación irregular. Pidió, igualmente, la clausura del establecimiento durante cinco años.
El acusado negó todas las acusaciones y aseguró que en el local se realizaba una actividad "de hostelería simplemente" en la que alquilaban habitaciones a clientes a los que, por 70 euros, ofrecían hotel y buffet libre 24 horas. Además, negó que en el momento de la inspección las mujeres allí detectadas fuesen trabajadoras, asegurando que en local había tanto huéspedes del hotel como otros clientes del bar del mismo. A pesar de que la fiscal le insistió en que, curiosamente, todas las huéspedes eran mujeres, él aseguró desconocer esa circunstancia.
Así, el hombre insistió en que las mujeres allí detectadas no realizaban "ninguna" actividad laboral, "para la empresa ninguna", y negó que se les obligase a ir vestidas de una forma en concreto o que se llevasen comisión por hacer que los hombres clientes consumiesen bebidas. "No tienen comisión ni ningún acuerdo con la empresa", señaló
Todas estas respuestas sirvieron para desmentir el contenido de las declaraciones que llegarían a la sala de vistas justo después. Un total de seis agentes de Policía Nacional declararon en el juicio por videoconferencia y relataron que cuando aquel día de octubre de 2014 llegaron al local vieron escenas propias de un club de alterne.
Así, insistieron en que "estaban ejerciendo el alterne en el bar" y se basan en "la disposición que tenían"; "la ropa que vestían", que era "muy corta" o, en algunos casos, con la ropa interior a la vista; que consumían bebidas pagadas por los otros clientes; y que estaban o en pareja o varias chicas con dos o tres hombres o todas en grupo esperando a que alguien las invitase a una copa.
Los policías llaman la atención sobre el hecho de que se daba la circunstancia de que todas las huéspedes del hotel eran mujeres y aquellos que, tras la inspección, se entrevistaron con ellas relataron que les reconocieron que hacían funciones de alterne y, en algunos casos, prostitución. Las chicas contaron en esas entrevistas, según los policías, que les obligaban a llevar "ropa muy provocativa" y algunas indicaron que "tenían pases sexuales a cambio de dinero" y que tenían "instrucciones" de cómo trabajar y cómo cobrar: una copa eran 10 euros, el pase sexual eran 70 y usar una habitación suponía 5 euros, por las sábanas.
Otras chicas, sin embargo, relataron que no tenían un precio fijado para los servicios o que no los habían realizado nunca, pero confirmaron que había "pases" -referido a servicios sexuales- y que sí tenían que una comisión por las bebidas consumidas
Las inspectoras de Trabajo y Seguridad Social tampoco tuvieron ninguna duda de que allí se realizaban "actividades de alterne" y destacaron, además, que las chicas, "cumplen todos los requisitos" para ser consideradas como trabajadoras por cuenta ajena en el establecimiento.
Así, las chicas tenían "horarios", seguían "instrucciones" de la empresa y taquillas para cambiarse y realizar su trabajo y tenían incluso una "ropa de trabajo" específica. Para las inspectoras, aquello "no es un hotel que desarrolle una actividad de hotel".
Antes de que el juicio quedase visto para sentencia pasaron por la sala de vistas cuatro chicas que estaban aquel día en el establecimiento y negaron el contenido de esas entrevistas a las que se refirieron los policías e inspectoras, atribuyendo a dificultades del "idioma" algún posible malentendido. Todas insistieron en que eran huéspedes del hotel, que no trabajaban allí y que no ejercían funciones de alterne.